El partido del Real Betis en Montjüic fue horrendo. Un resultado evidente y una pobre imagen de los de Manuel Pellegrini, que apenas pudieron competir y hacer rasguño alguno al todopoderoso Barcelona. Una actuación que ha hurgado en la situación del equipo verdiblanco, pero la mirada debe extenderse más allá a esa última actuación.
No es ninguna noticia que el Barcelona haga cinco goles. Se lo hizo al Bayern, hace unos días al Real Madrid en la exhibición de la Supercopa contra el Real Madrid. Podría entrar dentro de lo probable que el Betis, del que también se esperaba otra imagen, cayera igualmente de esa forma ante un Barcelona en estado de gracia.
Sin embargo el problema del Betis viene de otras citas. La de Valladolid, hace apenas cuatro días, la del Valencia, donde también perdió, la imagen mostrada en la Conference League ante rivales de entidad sensiblemente inferior, o la pérdida de fiabilidad en LALIGA que la ha hecho firmar la peor primera vuelta desde que Manuel Pellegrini llegó al banquillo bético.
Esas son las preocupaciones de un Betis, ya de dos competiciones, que ciertamente aún tiene en su mano enderezar la temporada. Son tres puntos únicamente los que le separan del séptimo puesto en LIGA, el que en teoría nuevamente dará derecho a jugar en Europa; o en la Conference tiene todo en su mano para intentar romper sus propias barreras.
Claro que las sensaciones que transmite el Betis es que necesita dar un paso más, recomponerse en lo futbolístico para ser ese equipo fiable que ha sido durante la etapa de Pellegrini en temporadas atrás. Una recomposición de la que algunos pueden dudar ubicados en el mes de enero y que supone el gran reto de los verdiblancos.
El encontrar el gol, ya sea con la mejora de rendimientos de jugadores de la plantilla, o con la ayuda externa que necesita este Betis en el mercado de invierno. Fundamental para no depender de los momentos de inspiración o brillantez en la construcción. Los equipos que están arriba tienen pegada, que resuelve apreturas y los verdiblancos, de momento, no lucen ese arma.
La intensidad y el espíritu también son virtudes a recuperar. Faltó contra el Valladolid, un rival menor, faltó contra el Barcelona, un rival mayor frente al que el Betis salió temeroso. Seguramente en Montjüic puede llegar la derrota igualmente, pero el aficionado bético exige que al menos sea digna y con otra capacidad competitiva.
Gol, intensidad, necesidad de mejorar por fuera -laterales y extremos-, recuperar la consistencia defensiva, la pericia de Pellegrini en situaciones difíciles... retos que tiene el Betis por delante. Lo de Montjüic escoció y debe servir como punto de inflexión; pero la guerra del Betis está en el Nuevo Zorrilla, Mestalla o los campos europeos.
Es una realidad que se puede perder ante el Barsa y más en su estadio, pero también es verdad que hay que echarle más mala leche para no salir humillados. Los onces jugadores del Betis, más los que salieron después, tenían que haber repartido más estopas y seguro que los súper clases barcelonistas no hubiesen jugado tan alegremente. Esperemos que aprendan la lección.
Que sigan riéndose los 🐑 y sigan sembrando 🫘