Mientras nos preparamos para el inicio de la Copa del Mundo FIFA Rusia 2018, aún resuena el estruendo de aquella bomba informativa: Zinedine Zidane deja de ser motu propio entrenador del Real Madrid. Se retira en su mejor gloria, con tres Champions League en su haber y en el del Madrid.
Algo similar hizo Luis Aragonés tras obtener la Eurocopa 2008, tras haber aguantado críticas y más críticas por haber dejado de lado de la selección española a dos por entonces intocables del vestuario: los madridistas Raúl y Guti. Aragonés se mantuvo en su idea de ser el entrenador y ser respetado como tal y así pudo armar un brillante equipo. Y se fue, en su mejor gloria. Vicente del Bosque le sucedió como entrenador de La Roja y aprovechó lo realizado por Aragonés. Así ganó el primer mundial para España, en Sudáfrica 2010 y, con él, el título de Marqués de Del Bosque y llegó a su segundo mundial, Brasil 2014. Aragonés, que había hecho todo el trabajo, murió el 1° de febrero de 2014. Sin marquesado. Del Bosque llegó a la Copa del Mundo FIFA Brasil 2014 sin haber hecho sus deberes, que consistían en haber iniciado el gradual recambio generacional e insistió en las bases futboleras del Sabio de Hortaleza. Entonces, España quedó rápidamente fuera del último mundial. Para esta Copa del Mundo FIFA Rusia 2018, las cosas son distintas. Julen Lopetegui dejó la dirección técnica de la Sub-21 española, La Rojita, para hacerse cargo de la selección mayor, La Roja. Y comenzó a hacer la tarea del recambio generacional en la composición de la plantilla seleccionada.
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz