A tus órdenes
Imanol ha hecho un llamamiento a la afición para el partido de hoy de Copa. Cada gesto de rabia celebrando un gol o cada uno de esos abrazos tan suyos son ya en sí mismos un llamamiento permanente. No sé hasta qué punto será consciente de lo identificada que está la gente con él. No sólo por ese sentimiento txuri-urdin que le desborda y que se ve cada día sino por la normalidad y la humildad con la que se desenvuelve. Dos cualidades o al menos dos formas de vivir la Real muy nuestras. Las de siempre.
Pocas veces se ha manifestado tan claramente como ayer reclamando el apoyo de los realzales para acudir a Anoeta y animar y apoyar al equipo para entre todos sacar la eliminatoria adelante y volver a tener un horizonte ilusionante. Sin embargo, Imanol sabe perfectamente lo que se juega la Real, y sobre todo sabe lo que significa para toda la parroquia realista que la Real pelee por seguir adelante y se meta entre esos equipos que, cada año, vemos por la tele que se van ilusionando a base de victorias con alcanzar una final copera o incluso un título. Quién sabe.
No tengo la menor duda de que los últimos fracasos coperos le dolieron a Imanol tanto como a cualquier otro seguidor a diferencia, seguramente, de las altas esferas que han menospreciado la Copa por decreto olvidando y pasando olímpicamente del bochorno y tristeza que hondaba en toda la afición. Siempre exigimos competir, sabemos que el éxito y el fracaso pueden producirse porque la balanza se incline a uno u otro lado por mil y un detalles, por eso es nuestra única exigencia: competir y pelear hasta el final. Más allá del resultado, con ese compromiso en el campo nos damos por representados y nos sentimos orgullosos.
Lo ha pedido Imanol. No lo ha pedido Donald Trump, ni el Papa Francisco ni ningún otro 'cualquiera'. Imanol. Nuestro Imanol. Así que todo el mundo firme, a comer bien a mediodía, uniformarse como es debido, kalashnikov en forma de camiseta, granadas de mano tipo bufanda y a hidratarse antes del partido, que siempre es bueno tomar líquido antes de un partido importante (y no importante también). Y que Anoeta sea ese campo donde el rival sienta y sufra la presión del que sabe no que va a sacar nada de nada.
Eres nuestro tambor mayor, Imanol. Así que tú mandas. ¡A tus órdenes!