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La banda de Anoeta

Zubimendi, durante el Real Sociedad-Real Valladolid (Foto: LaLiga).
Ion Urrestarazu

Zubimendi: Zubi-mendi, un apellido que contiene dos palabras en euskera que no podían representar mejor lo que este canterano simboliza ahora mismo.

Zubi (puente en castellano) porque se ha convertido en otro auténtico puente entre el aficionado y el modelo de jugador al que aspira tener un club como la Real. Afortunadamente no es el primero (Arconada, Zamora, Górriz, Aranburu, Xabi Prieto u Oyarzabal, por ejemplo) y seguro que vendrán muchos más, puesto que canteranos como estos escriben y engrandecen la historia de la Real.
Mendi (monte) porque ha logrado subir y alcanzar la cima de lo más alto en este mundillo del fútbol, es decir, que te venga uno de los más grandes clubes del mundo con una oferta insuperable económicamente y desde la cruz del monte mires las vistas de lo que te rodea y digas, me quedo aquí, en casa, con los míos, para seguir haciendo historia en el equipo de mi vida.

Con esta decisión no sólo ha logrado la admiración y el respeto de los suyos (que ya lo tenía) sino también de los de fuera. Han sido muchos los foros en los que se ha destacado que haya renunciado a un inigualable salario por seguir defendiendo los colores del equipo de su vida. Algunos dicen también que ha dejado pasar la oportunidad de ir a uno de los grandes, pero…se equivocan, porque como dijo y defiende Imanol, “con todos los respetos, la Real es el equipo más grande que hay”.

He repetido, queriendo, en los dos últimos párrafos, lo del equipo de mi vida. No se me daba mal la literatura en el instituto, pero no recuerdo cómo se llamaba la figura que se utilizaba para hacer hincapié en algo y darle si cabe mayor importancia. A todos nos ha venido estos días a la mente la mítica frase de Xabi Prieto “yo no quería ser futbolista, quería jugar en la Real” que, si por mí fuera, la pondría en grande en la fachada de Anoeta, que se viera desde La Cocha e iría bordada en cada camiseta. Así lo hemos soñado todos y así se van fraguando equipos, plantillas y éxitos. Éxitos que no tienen qué confundirse con títulos, puesto que no hay título, copa ni trofeo que se acerque a lo que supone que un niño yendo a la ikastola o una niña jugando en playeros le den patadas a un balón soñando con jugar en la Real.

Eskerik asko Martín porque seguimos creciendo. Eskerrik asko porque arrancamos una nueva temporada con el orgullo por las nubes. Una nueva temporada que empieza con nuestro ángel de la guarda sonriendo, porque él también se habría quedado. Aitor y su grada calientan para desgastarse las manos de aplaudirte y afinan la voz para animarte sin parar. Así somos… los de la banda de Anoeta.

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