Jamás he visto un partido de balonmano. Bueno, está afirmación no es del todo cierta. Recuerdo un duelo hace muchos años entre el antiguo Gijón Balonmano y el Barakaldo tras el cual los vascos lograron subir a la ASOBAL. También me viene a la mente seguir por televisión al mejor Barça de la historia en una pista llena de pegatinas y hasta un viaje con Base y Mario a Eibar para ver al Grupo frente al Arrate. Pero lo que quiero decir es que jamás he visto al Juanfersa. Nunca.
Mi única vinculación con el equipo es una charla con Alberto Suárez y otra con David Pellitero las últimas Navidades. Ni soy socio ni pongo tweets como si me importaran sus partidos. Charly Osorio y Ricardo Rosety si que lo sienten. Yo no, es puro postureo. Paso de ponerme medallas que no me corresponden. Vamos, que la buena gente está con los de Juan de Álvaro.
Lo cierto es que no debería importarme nada si el Gijón Jovellanos gana o pierde, pero me importa. Me importa porque son de fiar y han enganchado a un sector muy grande de la ciudad. Me importa porque dan vida a la radio y cada vez que sintonizo un programa deportivo gijonés hablan de ellos. Y sobre todo me importa porque Gijón estaba huérfano de otros deportes desde que desapareció el Gijón Baloncesto y el Juanfersa se ha empeñado en llenar ese hueco haciendo feliz a la gente en el Palacio de los Deportes.
Por todas estas cosas y alguna más #YoCreoenelJuanfersa. No es un comentario muy técnico, lo sé. El argumento no es racional y sí pasional. Esa pasión que les puso en el mapa y les va a mantener en la ASOBAL. Es fácil: #YoCreoenelJuanfersa