El partido Castilla - Real Murcia que se disputó en Valdebebas hace tres meses es de esos que no se olvidan. Un arbitraje mucho más polémico que el de Santos Pargaña ante el Zaragoza dejó a los visitantes con 9 futbolistas antes del minuto 30 y perdiendo 2-1 en el marcador. Ahí emergió la figura de Julio Velázquez.
Conocía su método de trabajo gracias a la gente de Eleven Sports pero no pensaba que fuera a causarme tanta impresión. Primero pidió calma para evaluar la situación, luego aguantó ese 2-1 hasta el descanso para seguir dentro del choque y por último decidió dar un paso al frente. Modificó tácticamente al equipo exigiendo sacrificio en defensa y mucho desparpajo arriba. Y fue a por el partido. Como suena.
Jugando con dos hombres menos buscó el empate, y cuando lo encontró, se lanzó a por el tercer tanto. Ese último gol nunca llegó, pero el poderío físico y futbolístico de su equipo resultó conmovedor. Ninguna excusa arbitral en sala de prensa, ninguna queja fuera de lugar. Aquella tarde de Enero vi a un joven entrenador ganar un punto para su equipo y me transmitió las mismas vibraciones que Marcelino García Toral hace una década, y el de Careñes es hoy en día un clásico del éxito en los banquillos. Apunten bien su nombren para cuando no dejen de escucharlo.
Explico todo esto porque no viene al Templo un equipo cualquiera. Digan lo que digan los números, que ahora circunstancialmente les colocan por delante, el Murcia es un equipo muy trabajado. Su entrenador también estuvo cuestionado. Se lo quisieron fulminar hace tiempo, pero Velázquez sigue en el cargo y los pimentoneros juegan con unas señas de indentidad muy marcadas.
El Sporting de Sandoval tenía las suyas y estoy seguro que puede recuperarlas si se mantiene al de Humanes. Esa presión alta, ese Sporting protagonista, ese fútbol ofensivo de “quiero marcar muchos goles porque el pulso del resultado lo voy a ganar te pongas como te pongas”. Me gusta José Ramón como técnico y por ese motivo le defiendo siempre que tengo ocasión.
No sería cómodo para mi vivir este fin de semana en directo su último partido como entrenador del Sporting, pero es imposible abstraerse del ambiente actual. El problema del equipo no es Sandoval porque Sandoval es quien ha logrado que el plantel de este año tenga un aspecto saludable que nos hizo sentirnos superiores al resto durante un largo periodo del campeonato. Si los partidos se analizaran sólo en función del resultado no haría falta verlos, valdría con consultar el teletexto. Y en el análisis futbolístico los rojiblancos han sido más veces superiores que inferiores a sus adversarios.
Creo que la pelea por el ascenso está bonita y aunque la idea era subir directo para evitar nervios innecesarios ahora es momento para soñar en un play off con final feliz. El último mes y medio del Sporting es para olvidar, pero hay tiempo suficiente para recuperar sensaciones y volver a infundar respeto. En Las Palmas tuvieron paciencia con Lobera cuando se acababa el tiempo de descuento y la decisión sólo puede calificarse como éxito absoluto. El Barco del Sporting ha desviado un poco su rumbo pero sigue teniendo capitán para llegar a buen puerto. Si la tripulación no salta, la orquesta seguirá tocando.