Seguro que leyendo el título de este artículo esperan una lista de críticas al ya ex entrenador del Sporting. Si es así, pueden ir cerrando esta página. Fui de Sandoval, soy de Sandoval y seguiré siendo de Sandoval. Creo en su método de trabajo, me parece un profesional intachable y como lo importante es el camino y no el final siento que su Sporting ha sido mejor que el rival en la mayoría de los partidos que ha dirigido. Pero por encima de todo soy periodista y tras ver la cara de Antonio Veiga y Alfredo García Amado en Santo Domingo interpreto esta destitución como una solución desesperada.
La sensación en Alcorcón es que un sector del vestuario exigía la cabeza del técnico para seguir cumpliendo con su obligación y la directiva pone ahora el foco sobre ellos. Una plantilla que se cree mejor de lo que es y que regala un ridículo cada poco tiempo debe asumir desde este momento la responsabilidad que siempre ha eludido. No funcionaron la última temporada de Preciado, Tejada les supo a poco, Clemente a mucho, a Manolo no le respetaron y Sandoval tampoco ha sido de su agrado. Ojalá Abelardo les guste...
Cuando hablo del legado de Sandoval me refiero a un centro del campo con Barrera, Cases y Sergio, a unas cifras goleadoras que Scepovic jamás había conseguido y a la mejora sustancial de futbolistas como Canella o Luis Hernández que con el de Humanes han alcanzado un nivel impensable hace un año.
Sandoval no ha podido ascender con el Sporting y eso es un fracaso enorme que no debe tapar otro. El Sporting ha sido incapaz de subir directo con uno de los mejores técnicos de la categoría. Lo positivo es que el recambio sea Abelardo. Sportinguista, entrenador de la casa y leyenda del fútbol español. Ojalá le respete su nueva plantilla por el bien de todos. Gijón es hoy por hoy cuna de grandes entrenadores: Marcelino, Alejandro Menéndez, el propio Pitu... Si lo de fuera no gusta por hacer pretemporadas en Segovia o por querer jugar amistosos en Pozoblanco es hora de confiar de verdad en lo nuestro.