Ha prendido una pequeña chispa en el entorno del Sporting. Los malos resultados y la pobre imagen ofrecida por el equipo en las últimas semanas ha sembrado de dudas a un sector de la afición rojiblanca. El vestuario se ha reunido para para que el el último mes de competición sirva para pararse a pensar. Lo mejor en estos casos es reconocer el error y los protagonistas ya lo han hecho. "No hemos sido el Sporting que llevamos siendo durante el año" o "estamos convencidos de que vamos a salir de esta", son algunas de las declaraciones que han dejado los futbolistas durante esta semana.
Una reunión no sirve de mucho si luego no se plasma lo hablado sobre el terreno de juego, bien es cierto que el ambiente dentro de la caseta ha cambiado. No es que se tiraran de los pelos unos a otros, pero se han limado asperezas que aún dejaban un poso de desconfianza en un vestuario que hoy está más unido que nunca.
El incendio parece controlado, y digo controlado porque de no conseguir la victoria lo antes posible, las llamas podrían alcanzar una altura poco deseable para el tramo de competición que queda por disputarse. Por el momento no hace falta llamar a los bomberos, eso sí, es mejor no echar gasolina al fuego porque la reacción todos sabemos como puede ser.
El objetivo es el mismo para todos, el ascenso está esperando a tres equipos y uno de esos tiene que ser el Sporting. Nadie duda del potencial de esta plantilla, por momentos ha sabido amaestrar a las fieras más peligrosa de la liga, pero también se ha dejado llevar en escenarios propicios para dar un golpe de autoridad. El fútbol es así y las malas dinámicas le llegan a todo el mundo. Lo dicho, guarden la gasolina y empiecen a llenar de agua esa pequeña esquinita donde se ha producido una pequeña llamarada.