El Sporting vive inmerso en una situación de incertidumbre. Las dudas se producen cuando uno se pregunta cómo está económicamente el club, qué equipo saldrá a competir este año en la Liga Adelante y lo que es más importante, qué opina el aficionado de todo esto.
Abelardo no se cansa de reconocer semana tras semana que en la plantilla siguen sobrando jugadores y ya empieza a darse cuenta de que si llegan los fichajes, lo harán demasiado tarde para poder estar disponibles cuando comience la competición. Cuando la parcela económica le gana el partido a lo deportivo ocurren este tipo de cosas. El club no se escondió a la hora de reconocer que la situación de la entidad es delicada y desde entonces ha intentado justificar la salida de los mejores jugadores del vestuario rojiblanco.
Lo peor de todo este asunto es que no ha salido nada como estaba planeado. Mejor dicho, no está saliendo nada como estaba escrito en el guión que los dirigentes escribieron nada más terminar la pasada temporada. Aún quedan 30 días de mercado que, en teoría, van a ser apasionantes para el Sporting.
A todo esto, El "Rey de la Corona" ha pasado del blanco al negro sin saber él mismo el por qué. Stefan Scepovic ha dejado de ser el goleador del equipo para convertirse en un espectador de los partidos amistosos de la pretemporada rojiblanca. El serbio está "apartado" del equipo cuando en realidad está recibiendo el mejor de los "cariños" para que ningún músculo de su cuerpo sufra un percance que trunque la futura operación.
El presente del Sporting es ese, el entrenador "se queja" de que hay excesivos jugadores sobre el verde y confiado, no le queda otra, de que los fichajes sean los acertados porque los primeros que estaban en la lista de Raúl Lozano ya se han comprometido con otros equipos. Y luego el delantero, por el que aún no ha llegado la esperada oferta que permita que el resto de las piezas del puzzle puedan comenzar a encajar.
Mientras tanto los días pasan, la competición se acerca, los rivales se refuerzan y la ilusión de la gente... bueno de la ilusión de los aficionados es mejor no hablar porque ellos siempre están ahí, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe.