Letonia es un país de mayoría confesional protestante, gente que premia el trabajo y tras su escisión de la URSS está creciendo sin demasiadas tensiones sociales, o esa pinta tiene. Merece la pena visitar la catedral de Santa María, el mayor templo de los países bálticos, en pleno centro. También está muy chulo ver la cantidad de edificios de estilo art nouveau (me encantan) que hay por todos lados.
Si uno quiere salir de cachondeo, uno de los lugares punteros es 'Essential': tiene unas pocas de pistas de bailes y mucha gente guapa, por llamarla así. Eso sí, de vez en cuando la cosa se va de las manos. La noche que estuve yo volaron sillas en plan bar del oeste y se organizó una tangana bastante en condiciones. A más de uno casi lo sacaron en plan Franco Cardeño de la plaza. De hecho, lo que más me sorprendió es que los porteros, que son tamaño armario todos ellos, dejaron un buen rato que se liara sin intervenir. Incluso algunas de las chavalas que bailaban por la pista seguían haciéndolo mientras otra gente se prometía asesinato a medio metro de distancia. Nadie se inmutó (menos yo, que salí por patas).
El Essential es desde luego toda una experiencia que hay que vivir. Está justo al lado del hotel Latvia, el más alto de la ciudad en cuya terraza hay un bar con unas vistas bestiales. El sitio está muy bien, pero está claro que se paga. Para eso los camareros van con pajarita y se toca el piano en directo. Por cierto, muy limpios los retretes por si a alguien le coge en apuros.
Para comer está muy bien un sitio que se llama Lido, en plan buffet, barato y con mucha variedad. Merece la pena. Por cierto, para hacer el turista máximo, no olvidar comprar flores para alguna novia o novieta: hay decenas de puestos que venden y es una tradición que se aprecia mucho.
PD: el hostal Argonaut es limpio, barato y está bien situado. Puede valer.