El mundo se hace más y más pequeño. China ha anunciado un ambicioso plan de expansión férrea que contempla conectar en tren al gigante asiático conlas principales capitales europeas. El plazo previsto para que el proyecto esté operativo está cifrado en quince años. Tratándose de China parece razonable esperar que las previsiones se cumplan.
El Ministerio de Ferrocarriles chino contempla tres grandes líneas de convoyes que deben circular a 320 kilómetros por hora. Un rápido cálculo estimativo sitúa en dos días de viaje en tren el trayecto Madrid-Beijing apartir de 2025. La primera línea unirá Beijing con Londres en el famoso tren bala; la segunda, conectará China con Vietnam, Tailandia, Burma y Malasia. La última prevista enlazará Alemania con Rusia, Siberia y la propia China.
Un total de 120.000 kilómetros de vías se ha previsto, bajo la inversión de la módica cifra de un billón de dólares. Con b de bastinazo. No hay que olvidar que China ya ha sido capaz de poner en marcha el tren más rápido del mundo, que viaja a 350 kilómetros hora. El trasfondo de este plan es económico, como todo. El gigante asiático tendrá mejor acceso a los recursos de los países de su entorno. De hecho, ya hay conversaciones con el gobierno birmano para acceder a sus costosas reservas de litio.
En cuanto al impacto ecológico de tanta línea férrea, aún no existen estudios detallados aunque la cosa será de envergadura.