Podemos a entrar a valorar la capacidad demostrada por Natxo González a lo largo de la primera vuelta. Está claro que nadie pasa el corte con un aprobado y que el técnico tiene una gran responsabilidad en esta mala dinámica que atraviesa el equipo. Pero no es el culpable.
A Natxo se le han visto muchas carencias que explican el porqué su método no había calado en el fútbol de élite hasta llegar a Reus. A veces se concatenan acontecimientos y un equipo funciona como un reloj. Al vitoriano se le puede achacar falta de lectura en los partidos, mala elección de jugadores, sistema rácano y más cosas… Pero no es el culpable.
El entrenador le ha dado mil vueltas a la plantilla. Ha cambiado los centrales, los laterales, los mediapuntas y, a última hora y por lesión, al delantero centro. Hasta ha tenido las narices de sentar un par de veces a Zapater. Y esto sigue sin funcionar ni tiene visos de que el equipo pueda remontar el vuelo. Sinceramente, estoy de acuerdo en que lo que dijo en la última rueda de Prensa: "Echo de menos cuatro o cinco puntos".
Queda claro que es un problema de nivel futbolístico del plantel. Los jugadores que se han traído no han cuajado y no tienen el cuajo suficiente más allá que para luchar y sufrir por la permanencia.
Por eso, y para evitar sustos mayores, es obligatorio fichar como mínimo a tres jugadores que eleven el nivel de esta plantilla. Jugadores expertos en la categoría que ayuden al grupo a competir los partidos completos sin que haya fallos de concentración, que doten de mayor capacidad de reacción y den más recursos al técnico.