Durante toda la semana previa al derbi, estamos asistiendo a un ejercicio de complejos por parte de unos cuantos que pretende equiparar de una manera ficticia al Real Zaragoza y a la Sociedad Deportiva Huesca.
Tiene mucho mérito hacer lo que están consiguiendo los rectores del equipo altoaragonés, pero eso no implica tener que estar realizando una falsa equivalencia con el Real Zaragoza durante todo el tiempo. Ni de manera institucional, ni en los medios de comunicación, ni tan siquiera en los aficionados. Cada equipo es lo que es y, por mucho que alguno se empeñen en ponerlos en la misma dimensión, todos los valores giran a favor de la institución blanquilla.
La grandeza de un club de fútbol se mide por su masa social, su historia, sus abonados, su palmarés, su alcance mediático, su marca... En ocasiones, y por circunstancias, eso no es coherente con la clasificación, pero no quita para que haya que otorgar un mismo trato a las dos entidades. Así que más allá de reclamaciones absurdas de los seguidores más puristas, de reivindicaciones de los dirigentes azulgranas más acomplejados y del malabarismo obligado de algunos medios con el asunto, permítanme decirles que el Real Zaragoza es, fue y será el primer equipo de Aragón. Pase lo que pase en el derbi y a final de temporada.