Siempre empezamos los años, los meses e incluso una semana cualquiera de febrero pensando en fechas marcadas. Viajes, fiestas, una boda... Contamos las horas para juntarnos con los nuestros y celebrar lo que sea, hay que buscar ilusión de debajo de las piedras.
Hace un tiempo, que ya parece lejano, uno de esos eventos señalados era acudir a La Rosaleda con familiares o amigos, hacer la previa en el kiosco y comer pipas mientras se sentenciaban burdos análisis. Aunque existía la probabilidad de salir muy mosqueado del templo donde juega el Málaga CF, todo lo demás acompañaba. En estos tiempos, ir a La Rosaleda es echar todas las papeletas al sorteo del enfado y la desesperación. Motivo por el que la paciencia del que paga rigurosamente su abono temporada tras temporada se terminó hace tiempo. Es más, ya en enero escuché algún que otro ultimátum: “En cuanto estemos matemáticamente en descenso dejo de venir”. La cuenta atrás de la alegría se ha convertido en una cuenta atrás agonizante.
Mientras tanto, desde las oficinas de la entidad intentan rezarle a todos los dioses del marketing buscando promociones e incentivos para congregar, al menos, a la mitad de los espectadores que caben en Martiricos. Qué cuesta arriba se tiene que hacer pensar en maneras para ilusionar a una masa social que lleva meses vapuleada y sin atisbo de mejora. Ni tres entrenadores ni un mínimo cambio en la directiva han dado -por ahora- resultado. ¿Quién piensa en descuentos para la temporada que viene cuando en la presente se está con el agua al cuello? No hay rebaja en una camiseta que pueda aliviar esta cuenta atrás agonizante que también nos hace mirar si el Racing esto y si el Lugo lo otro.
No hay genio de las ventas que pueda arreglar lo que vive la afición malaguista en casa y mucho menos en los desplazamientos. Las imágenes del último choque ante el Albacete serán difíciles de olvidar. Los aspavientos de N’Diaye, la pasividad de Genaro, Javi Jiménez sin saber si acercarse o irse lo más lejos posible. Una alegoría que ha deducido en solo unos segundos cómo está el vestuario.
Quién sabe si la situación se volverá irreversible el próximo lunes.
Vamos malaga a levantar la cabeza vamos coñ.....