Justicia para los que se lo merecen
No ha sido una buena temporada la 18/19 para el Napoli. Y se las prometían felices. La llegada de Ancelotti parecía que podría haber brindado al club ese plus competitivo en momentos clave suficiente como para luchar hasta el final en las tres competiciones con las que comenzó el curso, pero finalmente no ha sido así y el Napoli ha llegado al tramo final de la temporada sin nada en juego más que el amor propio.
Volverá a ser el subcampeón, cierto, pero las formas no han convencido a nadie. Incluidos los propios aficionados. Con todo a favor, en Champions League dejó escapar una clasificación para octavos en un grupo complicado cuando más cerca parecía, cayó antes de lo previsto en Coppa Italia con la excusa de ponerlo todo en la Europa League y en esta competición fue eliminado con contundencia cuando tuvo que enfrentarse al primer rival exigente, el Arsenal. Además, en Serie A se quedó sin opciones de forma muy prematura y la Juventus, ya campeona, le saca cerca de 20 puntos, algo que se contrapone a la pasada campaña, en la cual, con Sarri en el banquillo llegó a plantar batalla hasta el final y acabó la competición a sólo cuatro puntos de la Vecchia Signora.
La afición no perdona las oportunidades perdidas por un equipo que apuntaba muy alto y, el que escribe siempre defenderá que los hinchas expresen su opinión, se quejen cuando creen que tienen motivos para ellos y festejen cuando las cosas vayan bien.
Lo que nunca defenderé es que los platos los pague quien no debe. Y eso es precisamente lo que ha sucedido el pasado fin de semana con José Callejón. Pocos jugadores de cuantos han pasado por el club en los últimos años han demostrado en mayor número de ocasiones su amor y compromiso con la causaazzurra como el motrileño, quien ofreció la camiseta que usó ante el Frosinone a sus aficionados y recibió como respuesta el rechazo de la misma. Inmerecido, injusto y triste. Muy triste. Más aún cuando el '7' del Nápoles con el que tanto ha brindado esa misma afición, cumplía 300 partidos con el club en el Benito Stirpe.
Quizás la afición debería de cargar contra un De Laurentiis y un Giuntoli que diseñaron este equipo, contra un Ancelotti cuyas decisiones en muchas ocasiones han lastrado al equipo o contra sus mismos paisanos que no son capaces de llenar San Paolo pese a la pasión que profesan por el club por ejemplo.
A quien todo lo da, no se le puede reprochar nada. Quizás la afición del Napoli cuando vea emigrar a sus principales emblemas se arrepentirá de tan desagradecido acto. Aún hay esperanza. Esperanza en que la mayoría de la afición napolitana haga recular a aquellos que perpetraron tan feo gesto.
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