La frase es cierta. No pretende jugar con nada. Bienvenida sea la crisis en el Sporting si eso obliga a mirar a esta generación de futbolistas de la que todos hablan en Mareo. Ahora ya nadie provocará distracciones ni sueños alocados con futbolistas sin pedigrí que llegan a El Molinón con la única etiqueta de un DNI antiguo o como descubrimientos cuyo talento nadie supo ver. No hay que ser experimentado. Hay que ser bueno. Y si no se puede fichar buenos, aunque ahora tampoco malos, no pasa nada por fichar en Mareo. Con el entrenador tampoco. Nada. Esta generación no es futuro, sino presente. Así que apuesten, por favor.
Cuatro años desaprovechando oportunidades, dilapidando lo poco que había en la caja y empeñados en huir hacia adelante gastando más de lo que había ha servido para verse en éstas. No se puede pagar ni lo que hay. Stefan se irá porque ambos quieren un adiós. Así que faltará el repunte de la delantera, porque para eso hay que tener algo más que ideas, y el talento de los goles no cae de los árboles todos los años. ¿Y qué nos queda? La sensación de que el Sporting no está reforzado. Y eso también es un error. Julio, Meré, Rachid, Jony, Pablo Pérez, Carlos Castro, Alex Serrano... Abelardo se ha quejado de número, no de calidad.
El partido de Soria es sólo eso, un partido. No le puedo poner aspiraciones al Sporting porque es una incógnita. Pero sí sé que prefiero verles a ellos que a fichajes que llegan con más aplausos de ánimo que de gratitud cuando se van. ¿Han llegado todos de golpe? A lo mejor hay que preguntarse porqué alguno no subió antes ese escalón, o porque el club se saltó ese límite salarial que no imponía la Liga pero sí el sentido común. Lo peor de todo es que hayamos tenido que llegar hasta aquí. Justo a este momento en que no es una decisión, sino una obligación. Así que no me he vuelto loco cuando hablo de la crisis como una buena noticia en el Sporting. Bienvenida sea.