Fue terminar el partido de anoche en el Bernabéu y recordar a un taxista que me llevó estas vacaciones en Gijón en pleno mediodía del 31 de diciembre. Me pilló en medio de una conversación telefónica sobre el Sporting y su primera parte maravillosa ante el Alcorcón, sobre Bernardo y su superioridad comparada, cada uno en su contexto, con la que había visto en Sergio Ramos y Piqué en el mes de diciembre. Una vez terminada la llamada y antes de pagar, el taxista quiso darme su opinión porque consideraba injusto que me olvidara en esa conversación de Godín y su año. Mucho mejor que Ramos y Piqué. Y que el Atletico iba a ganar al Madrid en la Copa sin mucho sufrimiento.
Del central uruguayo sigo pensando que su temporada está en notable alto, que ya supone un mérito digno de elogio, pero su año pasado fue de matrícula de honor. Parece incomprensible que no esté en el once de la FIFA, aunque su gran valor está en ser la pieza clave del engranaje de equipo para Simeone. Todo esto venía relacionado por la temporada de Bernardo, cada uno en su parcela, porque el colombiano representa esa figura clave y hasta sobresaliente en este Sporting y en esta Liga Adelante. Jugador fuera de valor para el equipo de Abelardo, salvo que su traspaso liquide todos los problemas económicos del club. No será el caso. Albentosa deja el Eibar en Primera por la Championship por 600.000 euros, y el Sporting rechaza 1,5 millones del Brentford en la misma categoría. Los problemas de liquidez son tan graves en este momento que la venta no taparía el agujero. Son las únicas cuentas.
Volviendo a la conversación con el taxista, que fue corta aunque algo más duradera que lo que se tarda en pagar una carrera, sí que coincidimos en este Sporting. Ese día todavía celebrábamos los mejores 45 minutos que le hayamos visto en años al equipo rojiblanco, y seguro que los dos empates no le han variado su opinión sobre esta temporada. A mi tampoco. Es cierto que ninguno vaticinó el partido de Fernando Torres y su futuro en el Atlético. Memorable. Una justificación para ficharle. Pero a él le correspondió acertar la solvencia atlética en el derbi copero. Con rotundidad y sin dudarlo. Supongo que él se acordará. Yo lo hice ayer después del partido del Bernabéu. Y fue para darle la razón.