No sé si “rectificar es de sabios”. La verdad es que pienso que todo depende. Si rectificas y vas a peor, podríamos asegurar que es de ignorantes.
Y si vas a mejor, pensar que todo haya sido cuestión de suerte, en cuyo caso habría que matizar y escribir que “rectificar es cuestión de afortunados”. Y eso, ¿qué demonios significa? Lo cierto es que rectificar sea de sabios me parece una soberana tontería como, por otra parte, me lo parece el 99% del refranero. Pero, ¡qué coño!, hoy me he levantado y cambiado de opinión. Y afirmo con rotundidad que a este Athletic se le debe una Gabarra. Y me explico. La Gabarra, el fletar esta embarcación con el equipo subido en su cubierta, se ideó para festejar los títulos. ¿Sí o no? Y dejamos un prudencial lapso de tiempo para que cada cual piense en la respuesta… Y esta Supercopa de 2015, ¿es o no es un título? Ayer en la Wikipedia ya constaba que el Athletic cuenta en su palmarés con 2 títulos de la Supercopa de España. Se impone entonces la Gabarra. La Gabarra debe surcar las cada vez más limpias aguas de nuestra bilbaína ría.
Y creo que el principal argumento que defiende esta nueva (ayer mismo no opinaba así) tesis mía es que los títulos se logran con unas reglas concretas que los respaldan y les dan la autoridad precisa para poder proclamarse como tales títulos. En el año 84, por ejemplo, el Campeón de Liga y el Campeón de Copa resultó ser el mismo equipo: aquella bendita plantilla de Javier Clemente, y se decidió entonces según las reglas que por ser el mismo equipo el Campeón de las dos Competiciones, la Supercopa sería automáticamente añadida a las vitrinas del club rojiblanco. Años después el Real Madrid, como Campeón de Liga, y el Real Zaragoza, como Campeón de Copa, no se pusieron de acuerdo en cuanto a las fechas para disputar la Supercopa y ésta no se celebró. Luego esa temporada no hubo Campeón de la Supercopa. Son las reglas. Ellas dictaminaron que aquel año no hubiera Campeón de la Supercopa. Y más tarde las reglas vuelven a cambiar y se decide que si el Campeón de Liga y el Campeón de Copa son el mismo club, entonces la Supercopa se juegue entre el Campeón de Liga y el… Subcampeón de Copa, a doble vuelta: el primer partido en el campo del Campeón de Copa y el segundo y definitivo en el campo del Campeón de Liga. ¡Y éstas son las reglas que han regido la Supercopa 2015! ¡Y las reglas mandan! ¡Y con éstas nuestro Athletic ha sumado un nuevo título! Luego yo quiero Gabarra. Con las reglas que este 2015 han regulado la competición de la Supercopa nadie ni nada, ni el argumento más rebuscado, nos la puede escamotear. Es un título. Y en el Athletic desde 1983 los títulos se celebran desde y con la Gabarra. Que las fechas son malas, que están ocupadas por importantes partidos, que los fastos de la Gabarra pudieran distraer a los leones de sus más acuciantes intereses deportivos, dígase Europe League o Liga BBVA, plenamente de acuerdo, y qué. Pues nos esperamos. ¿O no hemos esperado ya 31 años? ¿Qué importan unos días de más? Pero sacamos la Gabarra. Cuando nos venga bien o cuando nos apetezca que para eso somos de Bilbao. Pero la bajamos del Museo Marítimo y le damos vida. Porque lo importante, y con esto termino, es pensar que los títulos se consiguen con esas reglas que los respaldan y les dan el sobrenombre de “títulos”. Sin las reglas no habría competición ni títulos. Y las reglas cambian con los tiempos. ¿O se atrevería alguien a defender hoy que la Gabarra que trasportó por la Ría al Athletic txapeldun de 1983 no debería haber salido porque si la Liga entonces hubiera premiado con 3 puntos la victoria, como pasa en 2015, el Athletic no la hubiera ganado (cosa que no sé ni me importa)? No se me ocurre que haya nadie en su sano juicio con pelendengues suficientes como para defender semejante tontería. Y es que según las reglas que existen, y en el momento en que se disputan, se ganan los títulos. Y punto. Y si las reglas se modifican y se acuerda, supongamos, que el año que viene la Supercopa, por los motivos que fuera, desaparezca, no por ello el Athletic dejaría de ser el Campeón de la Supercopa 2015. Por esto he cambiado de opinión. Y que en el año 2030, por ejemplo, hablemos de gabarras en plural. Y citemos aquélla del 83, tan especial por ser la primera. O la del 84, la primera del doblete. O la del 15, la de la Supercopa contra el BarÇa de Messi. O… la del 25, la de la Champions, ¿por qué, no? Y así cada título tendrá su competición, sus reglas y su Gabarra. Por eso yo ahora no dejo de asomarme al agua esperando que la Gabarra asome su proa por el horizonte. No estropeemos tan singular modo de celebración. Único en el mundo como el Athletic. Y no hagamos excepciones. Porque nosotros no tenemos prisa. Porque si algo hemos aprendido los seguidores bilbaínos es a saber esperar. Y sabemos que merece la pena. 31 o los años que hagan falta. Porque a nosotros el hambre de títulos no nos va a revolver el estómago ni nos va a poner enfermos. Como, desgraciadamente, les sucede a otros. Y no miro a nadie. Pero peor para ellos.
PD: Dedicado a mi hermano Mikel, con el que tanto he discutido sobre la Gabarra.
Por Toni Abad, director de cine.
La vuelta y la tuerca