Se nos llena la boca diciendo que somos un club diferente… y lo somos. Por filosofía, por palmarés, por Historia, por romanticismo,… pero como público en el Athletic Club cada vez nos parecemos más a todos los demás.
Estamos todos de acuerdo en que esta temporada ha sido devastadora, muy decepcionante, por los motivos que sea. Pero no es un tema de buscar culpables o perdedores. Esto es fútbol amigos, hay temporadas buenas y otras terribles y juegan muchos factores, la mayoría incontrolables.
Pero destacar que un club como el nuestro, que sea uno de los tres equipos que jamás haya bajado a segunda es un mérito que roza el milagro. Hay que valorar siempre eso, estemos en finales o luchando por el descenso. Por eso, aunque el público es soberano y por supuesto tiene derecho a quejarse, nunca admitiré los insultos o las faltas de respeto graves a los jugadores y equipo técnico. Las descalificaciones personales nunca están justificadas, ni a tus jugadores ni a los rivales. El último partido en San Mamés oí desde “Cuco hijoputa…" hasta "Merino das vergüenza ajena” y me parece repugnante. No me sirve el ya mítico “Pago mi entrada, tengo derecho a insultarles”, que he leído últimamente a través de redes sociales.
Hay gente que va a San Mamés a soltar el estrés y la ira de la semana. Lo siento chico, si no te gusta tu vida, cambia de trabajo pero no te desahogues insultando a otros que tienen que escucharlo sin derecho a réplica porque “hayas pagado”.
El Athletic es como un familiar, a veces se portará peor y otras mejor, pero hay que quererlo como es. Porque es familia. Un club que va más a allá del fútbol y representa unos valores y a un pueblo muy especial.
Gora Athletic, zu zara nagusia. Por Lander Otaola Arregi, actor y exjugador de categorías inferiores del Athletic Club