Nuevo Athletic... o no tanto
Hasta esta semana en la que han vuelto los partidos a tutiplén, el paréntesis sin fútbol en rojiblanco estaba dando para muchas reflexiones que he compartido en sanedrines cualificados y foros de barra. Igualmente válidos, por cierto, para tomar el pulso al sentir de la afición del Athletic Club. Unos y otros son buenos termómetros para testar el ánimo de una parroquia que terminó anestesiada y apática la pasada liga.
Acabamos rebotados y decepcionados pero como no hay mal que cien años dure el verano ha servido para purgar la mayoría de las cuitas hacia el equipo. En Bilbao afortunadamente se suelen reinventar las ilusiones con el inicio de cada curso... ¡Qué remedio nos queda! Aquí solemos hacer pronto el borrón y cuenta nueva renovando fácilmente las expectativas, aunque estas 'reseteadas' no siempre hayan estado avaladas por argumentos objetivos, queremos creer en ello y punto.
No faltamos a la verdad, sin embargo, si confesamos que se han rebajado un tanto los ánimos después de los sopapos de la ultima campaña. No pasa nada, es normal. Atenuar los objetivos, en todo caso, no significa ni conformarse, ni resignarse, ni rendirse. Somos el Athletic, y lo decimos en voz alta, pero solo con el escudo no se ganan las batallas de cada semana.
Empezar en parámetros moderados tampoco es malo, es conservador pero evita llevarse chascos mayores en el futuro. Septiembre de todas formas es aun un mes de promoción para los integrantes de la plantilla. Todos quieren su sitio en el once, todos aprietan y salen al campo con las orejas tiesas, el culo prieto y plenos de motivación... quizá ahí -en el exceso de voltaje en época de promoción se pueda contextualizar la innecesaria expulsión de un Susaeta no muy ducho en el fútbol subterráneo.
Dos tarjetas tontas en 5 minutos y al vestuario. Error injustificable pero de peaje excesivo para el equipo y para el eibartarra, cuya acción propició una remontada betica en la que hasta ese momento nadie confiaba. Ojo, es la segunda vez en un mes que un rival nos pinta la cara cuando tenemos una renta de dos goles, Susaeta llorará su culpa y la pagará en la grada pero no es el único culpable.
La primera media hora del Villamarín es un buen punto de partida, un camino para no caer en el pesimismo.
Él y todos los demas están en esa fase en la que quieren convencer al míster. Un técnico sin pasado en Lezama que ha traído nuevas formas de hacer y decidir mucho menos condicionadas por el chantaje emocional o las convocatorias de carril. Berizzo hasta el momento ha obrado sin ataduras personales, por los propios criterios deportivos que ha podido asimilar en los meses que lleva con este grupo.
Están por ver su mano y los resultados que analizaremos cuando cumpla al menos el primer ciclo de la temporada. Al proyecto no solo se ha sumado él y su cuerpo técnico, se han incorporado buenos recambios como Yuri o Dani García que están cumpliendo con nota en su aterrizaje.
También Capa, en este caso con menos protagonismo pero en fases de mucha responsabilidad. Han jugado algunos minutos -más bien pocos para evaluarlos con justicia, Unai López y Guruzeta. Nada se sabe del inédito Ganea, su debut oficial se resiste y de producirse en algún momento no llegará antes de las eliminatorias de copa. Mientras tanto seguirá comiendo pipas con Unai Núñez (curiosamente el jugador mas utilizado por Ziganda la pasada campaña) y Álex Remiro.
Desde luego hemos visto emerger con mas poderío a Nolaskoain, que ha alternado un estreno triunfal (gol incluído) con la vuelta puntual al filial. Buena cura de humildad para el jugador y para quienes estaban buscando un nuevo rookie rompedor que echarse a la boca. Con él y con otros habrá que tener paciencia.
También con Unai Simón aunque haya irrumpido con fuerza para suplir al prófugo Kepa Arrizabalaga en ausencia del lesionado Herrerín, y del remolón Remiro. La cátedra y la forofada vive estos primeros pasos de la era Berizzo en un mismo pensamiento: dónde poner el listón cuando sepamos qué podemos esperar este año de este nuevo Athletic.
Entendiendo que el termino nuevo quizá se quede un poco largo porque aun se mantienen elementos y situaciones de juego que no han podido corregirse ni en las últimas campañas ni en los últimos partidos. Pese al frustrante cierre del curso pasado y la remontada en los morros del Betis que nos deja cariacontecidos, yo veo cosas nuevas que me gustan, y soy de los que me he conjurado para ver la botella medio llena.
La primera media hora del Villamarín es un buen punto de partida, un camino para no caer en el pesimismo.
Por Angel López, director de Onda Vasca