Tras el triunfo en El Alcoraz, debatíamos este lunes en el programa “Fuera de Juego” de Radio Euskadi si el Athletic Club puede empezar a mirar hacia arriba o si aún debe seguir echando mano del espejo retrovisor.
Los leones están, ahora mismo, a la misma distancia de la Champions que del descenso. Entre el todo y la nada hay 7 puntos de distancia, y queda claro que existen argumentos para todos los gustos: habrá quienes piensen que este equipo tiene potencial y juego para aspirar a Europa y otros a los que todavía les temblarán las piernas al recordar los padecimientos del primer tramo liguero de la temporada y no estarán muy seguros de si para validar el pasaporte continental hace falta algo más que ser un conjunto bien armado defensivamente.
Es, en definitiva, algo así como el yin y el yang: la espectacular hoja de servicios que presenta el Athletic de Garitano (desde que cogió el equipo es el cuarto mejor de la Liga con 19 puntos y solo 5 goles en contra, uno más que el Barça) contrasta con el pobre bagaje de la efímera etapa de Berizzo (11 puntos en 14 jornadas) y la agobiante sensación de asistir a un revival de aquel angustioso bienio negro. La cuestión es saber qué pesa más: si lo primero o lo segundo, si tiene más fuerza lo que es que lo que fue o, en resumen, si el personal aún no se ha quitado de encima el canguelo inicial.
El Athletic es, ahora mismo, un equipo fiable, reconocible, consistente y con una idea muy interiorizada: ser fuertes atrás y hacer las cosas sencillas; vamos, no complicarse la vida. Cada futbolista sabe muy bien qué es lo que tiene que hacer, y lo hace. Y el equipo ha crecido a partir de ese ideario y de construir una fortaleza alrededor de Iago Herrerín.
Con Iñigo Martínez y Yeray erigidos en dos de los mejores centrales del momento, el Athletic no solo ha sabido capear el temporal, sino también ofrecer a su afición una ilusión a la que agarrarse: en los 14 partidos que restan se puede pelear por algo más que no sea salvar la temporada y esquivar el descenso.
Es cierto que como la clasificación está más apretada que el paso de peatones de Shibuya, hará falta remar mucho para acercarse a la zona europea, el objetivo de partida del equipo. Sin embargo, hay motivos para creer en que el Athletic puede conseguirlo, más que nada porque es un conjunto al que es muy difícil derrotar y eso asegura un buen puñado de puntos.
Lo siguiente es tratar de dotar de brillantez al juego (lo mejor de El Alcoraz fue el resultado) y encontrar una regularidad en esa puesta en escena, excepcional ante Barça, Sevilla o Betis y sin azúcares añadidos contra Alavés, Real Sociedad o Huesca.
Dicho esto, el derbi del sábado ante el Eibar, un equipo al que dio forma el propio Gaizka Garitano y al que Mendilibar ha hecho evolucionar, se presenta como un test perfecto para calibrar el despegue rojiblanco. Será un duelo pleno de intensidad, sin concesiones al contrario, entre dos equipos con estilos muy similares, que llegan en un buen momento y que calibrarán su potencial para poder mirar hacia arriba.
No cabe duda de que es hacia donde tiene que ajustar su periscopio este Athletic, porque lo más difícil ya se ha conseguido y esta plantilla ha demostrado que sabe jugar con el “culo prieto”, como repiten una y otra vez cada uno de sus integrantes. No obstante, ahora hay motivos – y, lo más importante, puntos – para jugar con el cinturón un poco más desabrochado. Y así también deben llegar los resultados.
Por Diego Arambaltza, director del programa “Fuera de Juego” de Radio Euskadi
Soy seguidor de Diego Arambalza en su programa diario . Conoce perfectamente a nuestro Athletic y sus reflexiones son siempre certeras.