Clubes vizcaínos como el Orduñés, Arenas Club, Oriamendi Sport, Bilbao Alpino Club, Chiribiri, SD Begoña, Cultural de Durango y SD Sendeja, pero a la cabeza de todos ellos el Club Deportivo de Bilbao y el Athletic Club, sí el Athletic, contribuyeron al alumbramiento de la Federación Vasco-Navarra de Alpinismo en 1924 en un emotivo acto en la plaza del pueblo de Elgeta.
Un hombre del Club Deportivo, Ángel de Sopeña, surgió como secretario de tal Federación alentado por su pasión hacia la montaña y los espacios abiertos y verdes. Con fama de serio, ordenado, inteligente y, también de ‘perejil’, fue un montañero de elevada consideración en sus tiempos de mayor actividad y luego, hasta su muerte, acaecida en 1982 a la edad de 90 años, uno de los personajes más respetados y admirados en el ámbito del mundo de las cumbres.
Este bilbaíno fue uno de los promotores de la revista ‘Pyrenaica’ - órgano del montañismo federado- y ‘fabricante’ del primer catálogo de las montañas de Bizkaia, que en el futuro resultó la guía de otras muchas guías. Articulista y conferenciante; experto en planificación y consejero de infinidad de montañeros. Incansable y vitalista.
Pero vamos a lo que vamos. En 1904, el marqués de Villaviciosa y un guía local que respondía al nombre de ‘Cainejo’ desvirgaron el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes. Fueron los primeros en el desafío exitoso por pisar la cumbre de 2.519 metros. ¿Un hecho aislado? Sin duda, pero todavía en los años 20, el Naranjo era objeto de fijación por los montañeros más arriesgados. Y es que era un picacho que si no impresionaba por su altura, metía miedo por sus rocas defensivas.
En el verano de 1924, junto a Enrique de Echebarrieta, el bueno de Sopeña tentó la mole pétrea. Desde Espinama, por el Macizo Central, pasando por Peña Vieja, uno y otro, alcanzaron el refugio de Camburero en un atardecer de lluvia incesante. Al día siguiente asaltaron el murallón por el oeste-noroeste para situarse en el collado que une el Naranjo con la crestería de las Moñas. La baja temperatura y la densa niebla derrotaron el intento y debieron volver al refugio por la canal de la Celada.
Como por magia, la mañana siguiente apareció radiante. Iniciaron el segundo intento y tras 90 minutos de pelea en un verdadero laberinto de grietas, se dieron la vuelta resbalando por los neveros hasta toparse con las orillas del río Cares.
Como lo de Sopeña era pura obsesión con el Naranjo de Bulnes, al año siguiente, con la guía del excelente conocedor del escenario Víctor Martínez, llevó a cabo la tercera ascensión y, ya se sabe, a la tercera la vencida. Fue en un día luminoso, avanzando por los canchales de Carnizoso, cuando pudo domar al legendario Picu Urriellu por la cara norteña, la misma vía seguida por Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, 21 años antes.
Sucedió en el día del Señor de 27 de agosto de 1925. Entonces Ángel de Sopeña quedó en paz con la peleona montaña asturiana, con este picu del parque nacional de los Picos de Europa.
Por Ernesto Díaz, 55 años en el periodismo deportivo de Bizkaia
Enorme, Ernesto Diaz!!! ¿Sabes?...Es a la montaña a lo que me aferro en estos dias. Espero, sueño, pido, ruego...que no nos la nieguen a todos aquellos que, dentro de un tiempo, busquemos en el monte amparo...cual ciervo herido de Jose Marti. No cejes. Sigue en la pelea, Ernesto. Necesitamos tu pluma!!