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Qué envidia de mi chusma

Juan Carlos Aragón

En el mundo del arte, la auténtica posición de privilegio no es la del artista, sino la del público. El artista sólo tiene una perspectiva, la que finalmente adopta para su obra. Mientras dura la gestación, el parto y el alumbramiento, se mantiene sordo y ciego para todo lo que no sea esto que anda pariendo, absorto, ensimismado, subjetivo y absoluto. La distancia crítica viene luego, con las semanas, los meses, o tal vez, los años. Si el artista no la consigue con cierta fluidez se ahoga en sí mismo, se repite, se estanca y se muere. El advenimiento y el dinamismo de dicha distancia crítica es lo que determina la salud del talento creativo. No todos los artistas duran el mismo tiempo, ni todas las obras van más allá del tiempo mismo.

Ahora bien. Mientras el artista lo tiene muy difícil para girar sobre sus propios ángulos, el público lo tiene tan fácil para saltar sobre ellos que puede disfrutar de las obras más que el propio artista... salvo que se confunda de ángulo, claro está, fenómeno que sucede con cierta facilidad cuando el escenario está demasiado cerca de las butacas. El Carnaval arte mayor o menor, pero arte al fin y al cabo es el más claro exponente de esta creación. Me sorprende y espanta cada año esa parte de público que se empeña en no disfrutar, porque en vez de acudir con la mente abierta a cada cita, se planta ante las obras con el cerrojo mental de sus expectativas, las cuales ha creado gratis y presididas por unos niveles de exigencia que no son proporcionales a los de su receptividad. Da igual lo que el artista traiga. Ella quiere Los Piratas. Él, Los Millonarios. No es 1997. Ni siquiera 2015. Es 2016. ¿Comprendes? No puede ser. Pues me ha decepcionado. Y rompo la entrada, ea. Ya no me los descargo. Me esperaba más. Es que si hay más no es para ti. Al menos por ahora. Y en todo caso, ¿tú has escuchado bien? Digo bien: ¿bien? ¿Cuántos días te has pasado en cola? Yo tres, por eso. Vende la entrada, hazme caso. Tú no estás en condiciones para escuchar. Tres días en cola para ver una comparsa te impiden luego escucharla. La mente no te da. Después se necesitan varios meses de recuperación, terapia de grupo, senderismo y taichí. ¿13 años esperando que vuelva pa esto? Dijo uno. ¿Cuánto años fuiste tú al colegio? ¿Pa esto? Lo tuyo es peor, le dije yo. Delirios increíbles de un público que se te tira encima, y no sólo no te admira, sino que te hace daño. Que alguien aguante a este energúmeno por favor, que está desatornillando la pantalla a ver si encuentra un forillo dentro, que no se lo cree, que no lo acepta. Imagina que te dice un autor: “como no cojas la metáfora de la presentación, no te canto el pasodoble”, “como no te rías con el cuplé, te dejo sin estribillo”. Antes los locos eran los artistas, y sólo a ellos se les disculpaba cierta pose y patosería. Ahora no sabemos quién anda peor. Y digo yo. Con lo cómodo y agradable que resulta plantarse ante una obra, sereno, limpio, con los oídos de par en par y la cabeza sin tapadera y, tatachán, usted a cantar que yo me dejo llevar caminito del éxtasis, ya sea usted quién sea, quién es y, sobre todo, quién fue.
Ay, quién pudiera ser chusma, de la selecta, la que no exige, la que no espera, la que aplaude con la misma razón con la que se calla, a su favorita y a la contraria, la que desaparece antes de que le pregunten, la que no entra en Twitter cuando no se cabe, la que disfruta del camino para llegar al fin, sabedora de que en las letras y las músicas no hay más fin que el propio camino que te conduce. Qué la envidio cuando la identifico templada entre los fanáticos, como ausente de las envestidas, sin hacer ola ni jalear coros, pero vibrando y riendo más y mejor que todo su alrededor disparatado. Esperaré a que acabe el concurso para quedar una tarde, para hablar con ella de todo menos de Carnaval, que es la mejor manera de hablar de Carnaval sin que nadie se entere.
Ay, chusma mía, que ahora vienen los cuartos, que es cuando dicen empieza el Concurso, las buenas letras, lo mejor que nos tienen guardado… No te quea ná. Y a mí. Y a ellos.
JUAN CARLOS ARAGÓN

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  1. ana

    Qué de pamplinas y que de pamplinosos.

  2. Invitado

    La comparsa de Los piratas es del año 1998, no de 1997 como se da a entender en el artículo. Muy certero, por cierto.

  3. Penitencia

    Supongo frases como «solo vale el ingenio de chirigoteros geniales, lo que escribió Martínez Ares y algo de lo que he escrito yo» o «Antonio Martín desde que regresó no ha sacado nada en condiciones» no entran dentro del fanatismo. ¿Verdad?

  4. Carreter

    Creo que embestir va con b.

  5. 4 de Diciembre

    Lo que me parece sorprendente a mi, es que consigas reunir a un buen numero de componentes para hacerles cantar letras con un claro derrotero político. De las cuales seguramente ni entenderán el trasfondo de la mitad y las cuales reflejan tu ideología, seguramente no el de parte de ellos. Funda un partido político, que los militantes ya los tienes. ¿alguien alguna vez no ha estado deacuerdo con tus letras y ha dejado tu grupo? Por cierto, vete a Korea del Norte la próxima vez, a ver que comparsa traes.

  6. Begoña fernandez

    Chapó.me descubro ante ti.

  7. Begoña fernandez

    Chapó.me descubro cm decia antiguamente ante tí.