La Felicidad con mayúsculas, dijimos en cierta ocasión, dependía de todas las felicidades particulares que la vertebraban. Igual que la felicidad deportiva con un Cádiz en segunda y cuarto en la clasificación, o la felicidad artística con un Martínez Ares devuelto al Concurso, contribuyen ambas a la felicidad general de los gaditanos, el paro, la miseria, la infravivienda, el obrero de derechas, el continuismo popular, el agrietamiento de las izquierdas, el renacimiento del trabajador pobre, la catástrofe climática, Paquirrín, los perros abandonados y la alcaldesa de la capital del reino jugando al “pare o none” con la matrícula de los coches… son la causa de la infelicidad política que provoca que el ¡Feliz Año! suene tan hipócrita.
Cuando comenzó aquello que en un principio llamaron crisis recuerdo que yo me frotaba las manos. Mi planteamiento era así de optimista: ya que en la sociedad de consumo el sentido de la vida se encuentra consumiendo, si nos quitan la posibilidad de consumir tendremos que abrir nuevas grietas para el sentido. Eureka. Recuperaremos el enorme arsenal de espiritualidad de los 60 y los 70, volverán las grandes canciones, los pelos largos, el pacifismo, los libros, los diálogos… Un carajo pa mí y otro pa Yoko Ono. Estaba todo planificado. Se sigue consumiendo igual, solo que se reduce el precio y la calidad de lo consumido. Pero más espíritu no. Que la espiritualidad se contagia, y si crece no hacen falta los centros comerciales. El neoliberalismo la odia. La persigue. La prohíbe. La restringe. La reprime. La tortura. La intoxica. La fusila. Hay mucha gente nacida en las últimas décadas que no sabe ni qué es eso. Le suena a religión o algo así. Digo. Hay mucha gente que no tiene espíritu. Por eso no soporta la soledad, pero tampoco aporta nada a los demás. Solo emoticonos. No tienen registrado en su ser la existencia de un espíritu. Y sin analogía no hay entendimiento. Traduzco: a quien no tiene espíritu no puede explicársele qué es eso. A mis lectores sí. A los demás no. Por eso a los demás los tengo bloqueados. Sin espíritu no puede haber felicidad.
“Feliz es un predicado que debe aplicarse a toda una vida”, decía Aristóteles. Quizá por ello haya preferido lo de “Feliz, A Secas”. Cabe más. Se optimiza el porcentaje de felicidad. Sobran matemáticas y falta historia, para prever, para no cometer lo mismos errores. Período helenístico. Decadencia de la civilización ateniense disuelta y corrompida en su propio éxtasis. Y dado que fueron los mejores —mucho más que nosotros— ¿hay motivos para pensar que volveremos a tener dos casas y tres coches por familia? ¿Los griegos no pudieron y la España de Rajoy podrá? Y ya no digo más, que el resto va en el repertorio de Los Peregrinos.
Hace una semana había que decir Feliz Navidad. Hoy hay que decir Feliz Año. Dentro de una semana, Felices Reyes. Si al menos la gente se creyera uno de los dos componentes del sintagma. Los buenos deseos para con alguien, cuando son de verdad, no hace falta que aparezca una fecha, un evento para desearlo. De tanto ser obligatoriamente así se convierten en absurdos, inauténticos. Pero a ver quién es el guapo que escapa a ellos. Así que Feliz Algo Nuevo pues para Charly, para Edy, para Deep, el Comandante Matarratas, @mellamoale, los Boniatos —Sir Tubérculo y Moreno Deivis—, Repentino Todobar, Jesse Welcome, Tío Mon, Adriano, Pepe el Converso, Lolo el Cántabro, el Chino, Paul, el juez Valjibia, Humilde Barragán, Ringo, Peter Pan, el Yanqui, Henry Torbellino, la inspectora Gabriela Sinmoral, Augusto el Cizaña, Kichi I de Rotterdam, Nerón, Gatopardo, el Sepulturero… en fin, para todos los integrantes de la plantilla que animó las mejores horas de mi pérfido y delicadísimo 2016, incluyendo al traductor Arcángel y a David el mecenas. Feliz Algo para tod@s menos para Felipe González y los votantes del Partido Popular.
Brindaré esta vez con café y sin tabaco, batiendo los récords mundiales de las millas gaditanas y de retén con la guitarra esperando al 28 de enero, al 23 de febrero y a cualquier día menos pensado, que suele ser mejor que el que se sueña.
JUAN CARLOS ARAGÓN
EL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN Y LOS AUTORES DE CARNAVAL. No voy a explicar aquí el mito, lo buscais en google. Voy a explicar la analogía entre el mito y los autores del carnaval de Cádiz. Podría decirse que antiguamente quien hacía carnaval, agarraba a la gente del pescuezo y la sacaba de la caverna. Todo el que sacaba personas de la caverna usando el carnaval era peligroso, acababa en la cárcel, golpeado... no obtenía nada bueno a cambio de lo que hacía, que era carnaval, y sin embargo resultaba incómodo al sistema. Hoy en día el carnaval no sólo no pretende sacar a nadie de la caverna, (y menos por el pescuezo no sea que se enfaden y no compren el libreto con el 'bonus track'); Sino que los autores de ahora son conscientes de que deben seguir proyectando sombras y lucecitas parpadeantes sobre las paredes de la caverna, que mantengan al público de espaldas a la realidad racional, mientras el sistema asiente con la cabeza y permite el éxito, el dinero y la expansión, como contraprestación por contribuir a que lo 'inamovible' continúe siéndolo. El artículo de hoy que parece que es una especie de 'libro de autoyuda' que juega con la palabra felicidad, me viene de lujo porque en mi opinión mantiene esta intención de 'cómo hacer personas felices sin que dejen de mirar las sombras de las paredes de la caverna', o cómo hacer propias las victorias de otros, las del Cádiz por ejemplo. Yo no estoy faltando a nadie diciendo esto, quien se moleste y no sea capaz de participar de manera racional en este debate, que se busque un recinto virtual con 4 amigos y se lama las heridas hasta que me piten los oídos, como ya estáis haciendo algunos... a mi me la pela. Las hordas y legiones de personas irracionales son la muchedumbre enfadada que portaba antorchas en las noches de quema de brujas; y a mi como aficionado al pensamiento me daría vergüenza que mis palabras provocasen eso en nadie, sería la señal de que mi discurso no cumple su función. Así que, que no os quepa duda alguna sobre el hecho de que si mis palabras molestan, es porque yo sí os quiero sacar de la caverna aunque sea a tirones... no quiero vuestro p--o dinero. Pero no os preocupéis que ya no voy a molestar más por ahora. La semana que viene iba a explicar esto mismo de hoy pero con los términos de "replicantes y generadores de opiniones" usados entre otros por Richard Dawkins en su primera publicación El gen Egoista, en 1976. Mas que ná para evidenciar que el criterio de valoración de las letras de carnaval, en una 'población-público' que tiene un 80 por ciento de personas 'replicantes', es totalmente subjetiva y aleatoria. Pero abandono ya la idea porque es que le quitáis la ilusión a cualquiera de deciros cosas necesarias... a los resultados de quien lo intentó antes me remito... de hecho algunos os llaman 'chusma selecta' porque es como llamaros caranchoas sin que os deis cuenta. Pero que os quede claro que: NINGÚN CONCURSO O CLASIFICACIÓN DE CARNAVAL, ESTÁ SIRVIENDO DE BAREMO OBJETIVO PARA MEDIR NADA QUE SEA CARNAVAL ORIGINARIO. Hay un 80 x ciento de personas que se dedican a repetir los discursos de otros sobre 'si un pasodoble es bueno o malo' dentro de sus círculos de amistades, y estos discursos van difundiéndose y acaban obteniendo una fuerza que hace parecer que un pasodoble en cuestión, es bueno o malo. Las letras de carnaval las valora un nucleo de personas replicantes que tienen un vínculo emocional con la agrupación, y difunden lo que quieren que sea con el objetivo de hacerlo pasar por lo que es. Una vez mas la actitud religiosa vence a lo razonable. Y a más profundidad se puede afirmar que la evolución de 'lo que es carnaval y lo que no' también con el paso de los años, ha sufrido esta misma difuminación que sufre la valoración de un pasodoble en concreto: En el lenguaje utilizado, en los criterios sobre las músicas, en las estructuras de los distintos 'palos del carnaval'... alterando así la base de lo que viene llamándose CARNAVAL y que ya nadie sabe qué es. Y todo esto pasa por no ser razonables y no someter a debates serios estas dos preguntas que debió hacerse el carnaval hace tiempo: "qué es" y "hacia dónde camina". A día de hoy el sendero del carnaval se ha desviado tanto, que sería imposible pensar que lo de ahora tiene algo que ver con lo que se inició como carnaval. Para colmo, las voces puristas del carnaval que claman contra esto, no son capaces de ver más allá de que 'el chim pum, chim pum se está perdiendo', y deberían darse cuenta que en Sevilla ahora están haciendo el mismo 'chim pum chim pum viñero y añejo', a veces incluso mejor que nosotros, y sin embargo el sendero del carnaval como digo, sigue desviado de su matriz inicial, quizá ya para siempre. Venga, ya me vuelvo a mi tinaja de Diógenes. Un saludo a los shurs de forocoches y otro saludo a los que pasaban por aquí porque juegan al comunio, comparto con ellos el deseo de que en este 2017 las picas de los partidos salgan una mijitita antes, y a poder ser, que los puntos los deje de poner el representante de Pedro León... pero esto ya es otra historia. Feliz áño. Ánimo.