Aunque me hallo poco vulnerable en estos días en los que peregrino feliz por casi todos mis caminos importantes, no deja de estremecerme la maldad que os caracteriza, que os define, que os aleja, que os distingue y que os opone a ese pueblo gaditano al que os afanáis en representar, con menos éxito que el pregonero aquel que ordenó al público levantarse. Coño.
A ver si entiendo —y conmigo la gente—: contra la constitución del Nuevo Patronato surgido del consenso de la inmensa mayoría, se abre un recurso de alegaciones. Don Eugenio Mariscal, Don Joaquín Quiñones y Don José Ramón Zamora, tres jóvenes chirigoteros que representan el futuro del carnaval, aunque actualmente no ejerzan más papel que el espectador patoso, en contra de la voluntad del carnaval militante, las presentan, jodidos —entre otras cosas— porque pierden sus participaciones en el “burdel pa tres o cuatro” en el que habían convertido el Patronato, su Patronato, ignorando, además, si esas alegaciones que presentan son técnicamente posibles dentro de los marcos jurídicos pertinentes. O mejor dicho: sabiendo de antemano que algunas no lo son. Aun así las presentan. El informe del consistorio gaditano certifica la imposibilidad técnica de la prosperidad de dichas alegaciones. Aun así van a pleno. Si se votan a favor, de momento el SI se convierte en una barricada que frena la entrada en vigor efectiva y con plenos poderes del Nuevo Patronato. El técnico del Ayuntamiento advierte a los que quieren votar que están votando, por ejemplo, que yo ocupe una cátedra sin tener el doctorado. Similar. Aun así, aprovechan que el viernes 27 de enero —en cuyo pleno coincide tratar la cuestión— el Cádiz carnavalero se encuentra ya olvidado de dicha cuestión y disfrutando de su Concurso… y ¡zas! En la nuca del pueblo. En la nuca del Carnaval. En la nuca del Concurso. Por la espalda. Los tres partidos que el 30 de septiembre se abstuvieron —porque sabían que medio Cádiz estaba viendo ese pleno por televisión y no tenían cojones de señalarse abiertamente— el 27 de enero no se abstuvieron y dieron la auténtica medida de lo que son, aprovechando que aquel medio Cádiz que los vigilaba esta vez estaba pendiente de su Concurso.
Cuando esa misma noche me informaron bien de lo ocurrido confieso que temblé. Era un golpe de Estado en toda regla. Había que frenarlo. Pero el momento y la forma señalada para perpetrar el golpe por todos estos fascistas, los dueños de las alegaciones y los que las votaron a favor, había sido francamente bien escogido por una mente franca, valga este juego de palabras y el calificativo de FASCISTAS en su doble vertiente, de reaccionarios ante las innovaciones y de restauradores de lo ya abolido por la voluntad popular. Eso, entre otras cosas, significa FASCISTA con mayúsculas. Y la restauración de lo abolido por la voluntad popular por encima incluso de los marcos jurídicos posibles constituyen un GOLPE DE ESTADO en toda regla.
No voy a reproducir lo que dije en la esquina de mi calle porque me consta que algunos menores leen mis artículos. Eso me lo guardo. Lo que no me guardé fue SEPTIEMBRE, cuyo final cobra ahora más sentido si cabe, en contra de aquella primera sensación de haber perdido un pasodoble justo antes de cantarlo: “Septiembre fue el final de un Patronato puñetero, y donde mandaba el Patrón ahora manda el marinero. Carnavaleros unidos por Cádiz y la humanidad, el sueño se está haciendo realidad y la realidad nos parece un sueño. Esto es lo que hay: los carnavales de Cai en las manos del pueblo”.
No obstante mi mayor estupor no fue ni la alevosía, ni la premeditación, ni la perversa perseverancia de los tres viejos del tricornio, ni el motivo que los impulsó, sino la alta traición del Psoe gaditano a la voluntad popular. Del resto lo sabíamos y esperábamos. De ellos también lo sabíamos, pero tanto no esperábamos. Como queriendo imitar a la banda de Tejero, la banda de Fran González quiere catapultar con sus votos el golpe de Estado a la transición. Contra el corazón del carnaval ya han disparado. Muchos sabíamos que querían investir a Kichi para putear su gobierno y, con ello, secuestrar a la ciudad. Entiendo que Kichi estallara y les pidiera la moción de censura. ¿Por qué no tienes cojones, Fran? ¿Por qué no te quitas la capucha y le devuelves al PP la alcaldía, igual que tu jefe y tu jefa se la han quitado y le han devuelto a Rajoy el gobierno? Alguien preguntará por qué no canto esto en un pasodoble. Porque su nombre ensuciaría la música. ¿Lo quieres más claro? Aunque ahora que caigo, en no sé qué pasodoble… uno que vamos a cantar… no sé cuándo han decido cantarlo… decía… Cuando me acuerde lo canto.
JUAN CARLOS ARAGÓN
No sabía que los carnavales de Caí estuviesen tan politizados. Una cosa es atacar a los políticos y otra que ellos OS guien
Juan Carlos dices verdades como un puño. Fran González no tiene cojines para nada es una marioneta del psoe q yo tanto creía y de Susana ni me molestó en hablar
¡Qué útil es la palabra fascista! ¿Sus comentarios serán supervisados por los administradores? Ya se sabe... Haberlas hablas...