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Emoción de censura

Juan Carlos Aragón

“Circo y charlotada” la que tenéis montada vosotros, peperos. La mayor gran irresponsabilidad política de este país —no la única, por desgracia— es que un partido con 900 imputados continúe en el poder, y la oposición no haga nada. “Acto de la mala fe” es apoyar al gobierno, socialeros. “Ciudadanos” debería cambiar su nombre por el de “Neopeperos Boys’”. Podemos, al margen de otras controversias que en esta ocasión me reservo, es el único partido que propone lo que la mayoría de los ciudadanos decentes anhelan desde la indignación y el desconsuelo crónico. Que el PP sea el partido con más votos no significa que represente a la mayoría del país. Como los datos del INEM y la EPA, el único dato fiel es que la mayoría del país anda dividido entre otros partidos y la abrumadora abstención, pero NO quiere este gobierno. Si sumamos la abstención y el resto de los votos, España clama porque se vayan.

Confieso que tuve la esperanza de que —aunque fuera lenta y tortuosamente— el país mejorase. Pero reincide la corrupción y vuelve a aumentar el paro. Querernos hacer creer en la recuperación económica es tan infantil como pretender que a estas alturas volvamos a creer en Dios. Pedirle dignidad al gobierno es como pedirle a los estafadores que devuelvan los miles de millones que se llevaron.
El pueblo se ha acostumbrado a unas cifras de tal forma que existe el riesgo de que las normalice como parte del devenir político de una sociedad que ya renuncia al progreso. Como si no fuera posible. Como si la democracia —entre una de sus pocas virtudes— no tuviera herramientas a su disposición para cesar al gobernante cuando incumple el pacto. Y como no se van a ir, faltaría más, solo queda la decencia de presentar la moción de censura. Y presentarla, sabiendo a la caterva de sinvergüenzas que tienen por compañeros de Congreso, me parece un acto de enorme honor y valentía de Podemos. Por eso, más que una moción, la veo como una emoción de censura. Estará destinada a no prosperar, pero no porque la moción no sea justa, necesaria y lógica, sino porque el resto de la oposición es igual de conservadora que el gobierno. Y admito ser conservador cuando lo que se conserva tiene un valor importante. Pero conservar la miseria, la injusticia, la estafa, la mentira, el paro, la corrupción y toda la mierda que salpica a este gobierno sólo se explica desde la sospecha, la muy pero que fundada sospecha de que la oposición es igual o peor que el gobierno. Qué más quisieran los ciudadanos que la recuperación fuese real. Que más quisiéramos que lo de Podemos fuera un circo y una charlotada y un acto de mala fe.
No he visto ni siquiera afán de protagonismo. He visto solo seriedad y responsabilidad política, como la que hay en los países del norte de Europa, adonde miro con envidia. En Suecia, Holanda, Dinamarca o Luxemburgo no prosperaría la moción de censura, pero solo porque no sería necesaria. En un país civilizado, a un partido que presenta el currículum del PP no le permitirían presentarse a unas elecciones libres y democráticas, entre otras cosas, porque la mitad estarían en el talego. Y conste que yo no soy de los va metiendo a la gente en el talego. Yo quitaba el talego directamente. A mí la gente allí no me vale ni me hace feliz. Privar de libertad a un chorizo no nos restaura el daño que ha hecho. Existen tecnologías capaces de saber donde andan los dineros y recuperarlos para educación, sanidad, dependencia y palcos para el Rubio.
Podemos será lo que tú quieras que sea. Pero de momento, te guste o no, es el único partido que marca la diferencia entre la decencia y la desvergüenza política. Y la desvergüenza tal no salpica solo al gobierno y a la oposición, sino a sus votantes, que ya tienen demasiados pelos como para saber qué implica su voto. Siendo esto así, si no concluyes tú, concluyo yo. Lo peor de la moción de censura no es ya que no cuente con el respaldo de la oposición, sino con el visto malo de los responsables indirectos del mantenimiento de la miseria y la corrupción: ustedes, los que están en contra de la moción. Después, cuando llegue el carnaval, querréis que demos caña. A vosotros os la vamos a dar. Coño. Que ya está bien de que España sea una república bananera por obra del gobierno y gracia de sus votantes.
Cuando las cosas llegan a un extremo tal como el de España, no hay más opciones: con Dios o con el demonio. Podemos será el demonio. Pero Dios perdona a los malos, mientras que el demonio los castiga. Por tanto, ¿díganme si el demonio no es más justo y decente que Dios?
EL RUBIO (el defensor de las causas perdidas de antemano)

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