Lo de Mateo, al fin y al cabo, fue una parodia. Al fallar el humor del chiste, se magnificó la ofensa (ofensa para quien la bandera equivalga a identidad). Pero el estornudo del Supremo en la cara de los abanderados ha sido directamente ofensa, sin humor posible. Y no solo simbólico, sino real. No le ha hecho falta más parodia que la de sí mismo. Y lo peor no es esta sentencia, sino la cantidad de sentencias que dictan los juzgados de toda España y que, por su intrascendencia pública, no llegamos a conocer, pero que no son menos injustas y crueles que las de las hipotecas.
“En pleitos te veas y los ganes” es un recurrente argumento popular contra el deseo de acudir a la justicia con la esperanza de que la justicia funcione como tal, argumento que también salpica a los cuerpos de fiscales, procuradores, abogados, oficiales y agentes de justicia. Quien ha padecido de cerca algún procedimiento judicial sabrá bien lo que digo. La cúpula del poder judicial no es más que la punta de un iceberg abrumadoramente intoxicado, eternamente cuestionado, impopular, distante, anquilosado, retrógrado, coercitivo, autoritario y codependiente del resto de los poderes fácticos, y mucho más atento al procedimiento formal que al contenido material de las sentencias, que es lo que en realidad determina la sensación de justicia.
Hablar de la independencia del poder judicial es hablar de la salud de una democracia; no debiera ser necesario: cuanto más se habla, es síntoma de que más enferma se encuentra. El ejecutivo y el legislativo siempre han intervenido en la designación de los cargos de relevancia judicial. Así no puede haber división de poderes ni, por tanto, democracia real. Esto se sabe, pero se mantiene porque es la única fórmula efectiva para el éxito del sistema, pues bajo las etiquetas de las togas aparecen, además de la talla, las siglas del partido que nombra a quien se las pone. Si Montesquieu levantara la cabeza, renegaba de El Espíritu de las Leyes. Quien hizo la ley, hizo la trampa. Pero quien hizo su espíritu lo que intentó fue precisamente evitarla.
La justicia no es un concepto jurídico, sino filosófico; así que, en primer lugar, no sé qué coño hace en manos de los jueces (mitad funcionarios/mitad mercenarios), aunque reconozco que en manos de los filósofos, la justicia se vuelve tan relativa que es el único concepto del que jamás se ha conseguido encontrar una definición universal. Con el concepto de justicia solo pueden construirse espectaculares fórmulas vacías de contenido, abandonadas a la parcialísima interpretación de cada juez, determinado por tantas variables que se resuelve imposible evaluar la sentencia en términos de justicia. Se barre pacá o pallá, según venga o convenga. Pero “justicia” no es más que el impostor sustantivo con el que se pretende designar algo que suele estar demasiado alejado de su significación moral.
Esto sucede —entre otros motivos— cuando el acceso a la función judicial se reduce a la superación de unas duras pruebas memorísticas que mantienen al aspirante demasiados años alejado del mundo que va a juzgar, e inhalando de continuo el perfume del poder absoluto y el autoritarismo déspota y acrítico. A los aspirantes a jueces jamás les evalúan su dimensión humana, su catadura moral, su saber estar en el mundo, su conocimiento personal de las distintas miserias, las irreparables consecuencias familiares y dramas vitales derivados de las sentencias firmadas por sus predecesores en tan honorables cargos. Es cierto que no puede llover para todos, pero tampoco mola que siempre el agua de la justicia enfangue a los mismos.
Además, siempre observé una grosera altanería en la figura del juez oculta bajo la siniestra toga; un tono intimidatorio al dirigirse al ciudadano, imputado o no, oralmente o por escrito; una insultante y soberbia seguridad en que esa pactada distancia los hace fuertes ante nosotros, sin tener en cuenta que la mayoría de los encausados en un proceso no somos criminales y, seguramente, llevemos una vida más humilde, real y auténtica que ellos, pues la vida no está en las salas ni en los despachos y la toga actual no es mucho más que la sotana medieval escoltada por las tropas de la Inquisición (ahora llamadas Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado). Este monopolio de la élite judicial los hace tan odiosos como imperdonables porque, además, su blindaje político, jurídico y policial anula cualquier posibilidad —democrática y pacífica— de acabar con esta gran mentira institucional de vendernos como equivalentes dos términos tantas veces contrapuestos, “ley” y “justicia”.
Si la justicia universal es imposible por definición, al menos en democracia la gente tiene que tener la esperanzadora sensación de que en los tribunales de justicia se hace justicia… Y no la tiene. A nadie debe extrañar que haya más gente buscando justicia en las grietas y los márgenes que en sus pijos y remilgados palacios.
JUAN CARLOS ARAGÓN
Los carnavaleros profesionales como tú, el 'gordo', Selu, Santander, Martín —converso—, Martinez... sois responsables del fervor españolista que exuda la shusma de esta ciudad, rompiendo con la tradición cantonalista de su población. Y lo hacéis por aumentar la recaudación de vuestras agrupaciones, no por ideales, lo cual sería loable. Te explico. La propaganda servia contra los bosnios, fue la que provocó que la población servia cometiera un genocidio con los bosnios, donde vecinos asesinaron a vecinos, violaron mujeres y las asesinaron luego junto con sus hijos. Asesinaban al panadero, al dentista, al maestro, al vecino... con los que habían convivido durante décadas, al médico que les había atendido. Todo alentado por la propaganda, porque no se trataba de psicópatas, antes eran gente normal. Bien, pues eso es lo que están haciendo PP, Ciutadan's y el PSOE con la loca bailona del PSC al frente, y la boca pequeña del cacique de la coleta. De momento, la shusma españolista comenzó con el "a por ellos". Veremos donde termina todo esto, si en una Kristallnacht para desgracia de todos, en aumento de la negra leyenda del culo de Europa.
Al comentario de Juan José Hervilla Algunos cambian de partido para defender sus ideas, mientras que otros cambian de ideas para defender su partido, y en esas estamos. Me había asombrado desde el principio de la nebulosa en la que se mueve el alcalde, siempre ambiguo, siempre impreciso, siempre deseoso de complacer pero incapaz de comprometerse (demagógico, en suma). Ahora, cuando salta a la vista, ya lo ve todo el mundo. Ciertamente esto de el feminismo y la feminisma se les está yendo de las manos y manas a los miembros y las miembras de Podemos. Soy de los que considero desproporcionada la sentencia condenatoria por el poema contra Montero y que vulnera la libertad de expresión. Es muy similar al caso Ortega Cano contra la revista Mongolia. Estamos viendo cómo se porta con la población la Tesorería del Ayuntamiento del Cambio para cuadrar su balance. Ese "error" con los recibos del IBI que lleva aparejado sacarle unos cuartos a propietarios de viviendas modestas —trabajadores y pensionistas— y todos sabemos que no disponen de recursos para pleitear, que les "costaría más el collar que el perro". Vemos en comparación cómo se comportan con las sucursales de HORECA, ante las que rinden todos los servicios del Ayto. Y ahora hemos visto cómo se las gastan con los parados, a los que han llegado a embargar la prestación por desempleo por una multa de tráfico... pero todavía nos da apuro escribir en un periódico lo que decimos en el bar y en el autobús. Que son morralla.
Si los jueces del Supremo estuviesen sujetos a la declaración pública de bienes —tal como los cargos políticos— es más que probable que no se hubiese producido la aberración de sentencia sobre las hipotecas. Va a hacer falta mucho esfuerzo para impedir que los ciudadanos piensen que los bancos no son sólo entidades sistémicas, sino que incluso son ‘fuente del derecho’. Fue Bismarck, el imponente canciller alemán, quien advirtió que nadie obedecería las leyes ni comería salchichas si supiera cómo se hacen unas y otras. Estas últimas semanas, el pueblo español no sólo ha tenido un atisbo demasiado explícito de cómo se cocinan los apaños judiciales sino que además ha visto a través de la rendija del dormitorio cómo se daba la vuelta a la tortilla y al final era la banca la que penetraba al Tribunal Supremo. Se habla ahora del descrédito del Tribunal Supremo y de esas arbitrariedades suyas que tragamos como los faquires ingieren sables, aunque en realidad todo está bastante podrido en un sistema que usa el Derecho como artimaña y cuya supuesta autonomía reposa en las espaldas de unos cuantos estómagos agradecidos. Convivimos con un Consejo del Poder Judicial cuyos miembros sólo hacen gala de su independencia en la elección de sus viviendas y con un Tribunal Constitucional cuyos cónclaves son más predecibles que un eclipse de luna. Las altas magistraturas nunca defraudan a quienes les facilitaron despacho y secretaria. Nuestra Justicia es la que pide cinco años de cárcel para quien roba un bocadillo en una tienda armado con una anilla de Coca-Cola y deja en la calle a los habituales de los paraísos fiscales, a los de las cuentas numeradas en Suiza, a los defraudadores compulsivos pero ricos que, junto a la ley, hicieron la trampa, y para los que se inventaron las amnistías y los acuerdos extrajudiciales, esas segundas oportunidades de seguir paseándose en sus coches de lujo y de beber champán a morro en la cubierta de algún yate con la impunidad más respetable. La Justicia en España es un drama y una vergüenza. Es una historia interminable de genuflexiones al poder, de servicios a la carta de alta cocina, de una fidelidad canina que nunca muerde la mano que lleva el anillo sino la del menesteroso. No es la señora ciega por la tira de tela que cubre sus ojos sino una arpía con vista de lince que inclina la balanza a favor de los fuertes porque los débiles nunca necesitan de triunfos para seguir siendo lo que son. Es el inamovible statu quo. A los que se preguntan cómo se ha llegado hasta aquí hay que explicarles que nada se ha movido en siglos, que no hay degeneración sino constancia, que no hay nada que arreglar porque ya nació milimétricamente roto.
#2 Juan José Hervilla Ciertamente, tal como expones, en un ataque de furibundo feminismo, el responsable al frente de la Oficina de la Tesorería Municipal decidió cambiar el encabezamiento de los recibos DOMICILIADOS del IBI con los nombres de las señoras obviando el de los varones, y además han pasado de las domiciliaciones. Y como bien comentas, esa "ocurrencia" de funcionario o concejal nos ha costado a los contribuyentes el correspondiente recargo. Y sí, el 'muy demócrata Kichi' ha contestado a nuestras reclamaciones con el silencio administrativo. Se nos va a hacer largo hasta las municipales de mayo para echar a estos zarrapastrosos que mantienen la ciudad en un estado de abandono, excepto las aceras, plazas y zonas de la playa que han permitido que inmatricule HORECA. Llevan toda la legislatura sin pintar las señales horizontales de tráfico, arriesgamos la vida cada vez que cruzamos por un paso de cebra, ya que si no lo conoce el conductor no para, porque no se ven. En cuanto al tráfico, estamos volviendo a la época de Carlos Díaz, aquí cada cual conduce y aparca como quiere. ¿La policía local? No se sabe quien está al mando. Sabemos que paran en El Capirulo, D'Angela... y otras sucursales de HORECA. La ciudad con más perros que niños, infecta de orines y deposiciones de los canes. De nuevo hay sarnosos gatos callejeros, coincidiendo el abandono de su recogida por parte de los servicios municipales con el cierre de restaurantes chinos. Para agravarlo, el comparsero ha tenido una ocurrencia, expedir un carnet de alimentador de gatos, palomas, gaviotas... y ratas, cuya población ha aumentado exponencialmente desde que gobiernan los del cambio. Que alguien le explique a estos iluminados, que del desorden solo se benefician los granujas, que al pueblo llano solo le acarrea inseguridad. Un estudio publicado por dos sociólogos de la Universidad de Sevilla, constata que en Cádiz han desfilado más cofradías en los últimos cuatro años que durante los cuarenta de la dictadura. Estos son los mimbres que tenemos, subvencionados cofrades-carnavaleros... y angangas. Tal como leí en un comentario a uno de tus artículos, han desnaturalizado la idiosincrasia, la esencia de la ciudad. Ya el gaditano no es cantonalista, ahora es andaluz de Caí (qué vergüenza) o "gadita" como gustan llamarse los subvencionados que aguantan las esquinas. Como será la cuestión, que para el Kichi la ciudad termina en el bar Rio Saja (de Puerta de Tierra al rio Arillo que les den). Un alcalde que desconoce el término municipal de la ciudad... Así nos va. ¿Para las municipales? Prefiero que nos permitan poder elegir al presidente de HORECA, ya luego que él que ponga de alcalde a un acólito o cualquier camarero a su servicio, total, si quien manda en Cádiz es HORECA... Rubio, hablas muy bien del Kichi, pero sé que en tu agrupación no lo llevarías ni de postulante. Pues lo que no quieras para ti...
Saben aquel que diu que estaban un comisario, un juez y una fiscal hablando de putas y en eso que viene un astronauta... La judicatura —poder no electo— fue trasvasada tal cual desde la dictadura, con togas, escarapelas y puñetas manchadas —en algunos casos, de sangre— y salvo alguna operación cosmética, aún no ha sido reciclada al sistema democrático. Como consecuencia de ello, tenemos a los tribunales Supremo y Constitucional haciendo política como sostén del Régimen y en favor del sistema financiero y de los poderosos. Es manifiesta la responsabilidad de los dos partidos políticos que se han repartido el Gobierno durante estos años, sobre todo de un PSOE que alardeaba de marchamo democrático. Del PP sabemos que son los herederos sociológicos e ideológicos del franquismo. Un simple referéndum ha servido para desmontar la mascarada de la Transición. En estos días vuelvo a oír a Sánchez una ocurrencia que pensé que ya había abandonado, la insólita propuesta de levantar el aforamiento a políticos electos, representantes por tanto de la soberanía popular. Contra lo que aconsejan los organismos democráticos internacionales, que es quitar el aforamiento a jueces y altos mando policiales. ¿Saben ahora porqué PP y PSOE hacen a sus alcaldes senadores o los presentan al Congreso o Autonomías? Para que no anden como el Kichi, un día sí y otro también por los juzgados, a merced de cualquier juez felón que admita a trámite cualquier denuncia de la oposición Por eso los protegen con el aforamiento de diputado o senador. Y es lo correcto. Si los jueces del Supremo no estuviesen aforados, si además tuviesen que hacer declaración de su patrimonio al igual que los cargos políticos, ¿se hubiesen atrevido con la barrabasada de las hipotecas? Hay que eliminar el aforamiento de los jueces y altos cargos policiales. El aforamiento debe ser solamente para cargos electos. Hay que hacer de elección popular la Fiscalía General y los fiscales de Audiencias provinciales, y aforarlos, para hacerlos independientes del ejecutivo y del gobierno de los jueces, esa medida garantizaría una justicia más independientes, al poder acusar en verdad en nombre del pueblo, y no como ahora, que lo hacen en nombre de los intereses inconfesables del bipartito. Cuidado con los petimetres Casado y Rivera, que como dejara dicho José Saramago, “el fascismo no regresará con camisas negras, sino con corbatas de Armani”.
Hablando de tribunales y la maldición de la gitana, "pleitos tengas y los ganes"... Este último ejercicio impositivo hemos comprobado como la hacienda local —del Ayto. que preside José María González 'Kichi' EN UN ATAQUE DE MAL ENTENDIDO FEMINISMO ha modificado la titularidad de los inmuebles cambiando el nombre de los varones por el de las esposas, lo que ha provocado el impago del IBI de los recibos que llevan años domiciliados a nombre del varón, aplicándoles luego el recargo por retraso en el pago. ¿Error del funcionario, delito del concejal? Teresa Rodríguez se quejaba amargamente de que la Junta aplique el silencio administrativo a las demandas de la ciudadanía, pues bien, es lo que viene haciendo José María González al frente del Ayto. de Cádiz, aplicar el silencio administrativo a los vecinos que reclaman, por ejemplo por la "confusión" con los recibos del IBI. Obligándolos a la vía judicial, o sea, gastar 3.000€ en abogado y procurador para recuperar 50€. Una triquiñuela para hacer caja impropia de un Ayto. del cambio. Como modesto pensionista, propietario de una vivienda VPO ando indignado con el carnavalero y su equipo de gobierno. La impotencia y humillación que se siente es tan grande que me hace recordar otra maldición de la gitana, "que tengan que gastarlo en medicamentos". ¡Qué tardan la municipales de mayo para echarlos!
El juez, el fiscal, un oficial de juzgado... te echan cohones porque les guardan el culo los cuerpos de seguridad. A su vez un municipal, un nacional o un guardia civil te chulean porque les guardan el culo los jueces. Por cierto, estos que te miden las costillas, todos hijos de trabajadores, hijos de la clase subordinada, con cualidades —o carencia de ellas— que les permiten reventar a su padre si así se lo ordenan sus amos. La clase dominante necesita a los analfabetos, como necesita a los violentos. Son sus bases. Además,las democracias liberales disponen de puerta trasera para control remoto. Cuando el sistema no funciona según lo previsto, el poder se impone por otros medios. Antes con la intervención sangrienta de los ejércitos propios con apoyo del imperio, hoy día, la CIA ha refinado sus métodos, como pudo comprobar Dilma Rousseff, Brasil entero y América Latina. La ultra derecha, PP, Ciutadans, VOX y la derecha civilizada, PSOE llaman a la puerta de los cuarteles, que eso y no otra cosa significa tanto exhibicionismo de la bandera. Incluso la semana anterior un repulsivo Casado invitaba a EEUU a hacerse con España desde Rota mediante la VI Flota. No existe otra opción que Podemos. Olviden de una vez el fiasco del PERonismo, el socialismo rociero de la santera Susana Díaz. Destierren ya a la vieja guardia de Suresnes —ese grupo de moderados de Falange que robó las siglas a unos viejos nostálgicos del exilio— todos sabemos que fue una operación orquestada por EEUU mediante el corrupto SPD alemán financiada por Flick para que en España no triunfase la izquierda, tal como hicieran anteriormente en Italia y más tarde en Grecia.