Vivo sin vivir en mí…Y tan alta vida espero, que muero porque no muero.… Escribiría Santa Teresa de Jesús hace ya unos siglos, pero no he encontrado nada más actual que defina mi estado de ansiedad presente. Es así. Estoy nervioso y alterado. Por un lado, fastidiado como una mona por la forma de perder ante el Barcelona, pero por otro henchido de gozo por lo que veo en el entorno del Valencia CF. Sé que hoy lunes la historia del Valencia CF va a cambiar y me inquieta. Y no es que espere que sea para mal, pero y aunque siempre me costó asimilar los cambios, lo cierto es que llevo unos días en una nube. Todo me parece maravilloso. Me encanta el nuevo aspecto de Mestalla, me encanta la nueva tienda, me encanta la placa del Kilómetro cero, me encantan los nombres que suenan para el equipo, me encanta Kim Lim… Y hasta me encantó el equipo pese a la injusta derrota.
Sé que todo no es de color de rosa, pero también estoy un poco hasta el gorro de no poder gritar (figuradamente, claro) que estoy feliz con lo que veo; con los cambios que se están operando el club –aunque muchos sean más efectictas que efectivos- y me molesta tener que decir con la boca pequeña que me he vuelto a ilusionar con esta entidad.
Y digo que estoy hasta las narices porque en ciertos círculos del valencianismo da la sensación que alabar la gestión de Salvo y decir que hace algunas cosas bien es tan grave y repulsivo como el acoso cibernético que muchos compañeros reciben por decir lo contrario. No sé hasta cuándo no nos entrará en la cabeza que la gestión de Salvo tiene luces y sombras, y que vender nuestro futuro a Lim no entraba dentro de los planes de ningún valencianista hace unos pocos años. Estoy seguro que ni en los planes de Salvo o Aurelio Martínez. Pero leches, déjennos disfrutar también de lo mucho o poco de bueno que tiene esta situación.
Acúsenme de conformista si quieren, pero nunca olviden que el Valencia CF ha estado a punto de irse a la porra, de desaparecer. Como hizo mi sonrisa cuando en el 93 Busquets hacía que volaran tres puntos que debieron quedarse en casa.
Este planteamiento extremadamente optimista, muy posiblemente agravado por la felicidad de iniciar un proyecto como ElDesmarque Valencia, tampoco me convierte en un panoli que cierra los ojos a la realidad. De hecho, no seré yo quién diga que la situación actual me parece idílica. Ahora bien, si la pregunta es si ¿La aparición de Peter Lim es una buena opción? Creo que sí, quizá la mejor de las que tenía el club después de que Bankia se negara a refinanciar.
En todo caso, y aunque sepamos ya los nombres de los consejeros que van a comandar el club, no me digan que no están nerviosos e inquietos por saber hacia dónde van a encaminarse los pasos de nuestro Valencia tras el traspaso histórico de poderes. No en vano, los nuevos ‘jefes’ no dejan de ser siete personas de Singapur encabezadas por Lay Hoon y acompañadas por Amadeo Salvo (que apunta a presidente ejecutivo con mando en plaza) y Manuel Peris, como únicas reservas espirituales de occidente. Por eso, no me queda otra que tener fe y esperanza -como Santa Teresa- en que lo hagan bien, ya que, como bien repetía la santa, "vivo sin vivir en mí y muero porque no muero" pensando en qué nos deparará el futuro. Ojalá sea tan tranquilizador como apunta. Feliz semana.
David Torres / Delegado de ElDesmarque Valencia
@DavidTorres195