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Cómo tira la madre Gaia

David Torres

Sí, sí, no me he equivocado. He escrito ‘Gaia’ y no ‘Gayà’, aunque también me refiero al joven lateral de Pedreguer y que seguirá en el Valencia al menos unos añitos más. Soy poco dado a encumbrar gratuitamente al que no lo merece, pero Gayà ha hecho méritos de sobra sobre el campo para que, el Valencia, su afición y un servidor, le dediquemos la atención que merece el chaval. Así que, al lío.

Supongo que al leer Gaia, habrás pensado que me refería al futbolista pero que había metido la pata al escribirlo y, ¿para qué negarlo? en parte, tienes razón. De hecho, considero que toca dedicarle unas líneas a José Luis, ese portentoso chaval que ha hecho de la banda izquierda de Mestalla su hábitat natural y que nos ha hecho olvidar a Bernat en un suspiro.
Aunque, dicho sea de paso, no es menos cierto que también me refería con el titular al significado que tenía Gaia en la mitología griega, que era como nuestros ancestros culturales denominaban a la Tierra.
Y es que, en el caso de la renovación del chaval, y sin quitarle ni un ápice de certeza a las informaciones de otros medios de comunicación que aseguran que el Madrid lo acecha, un servidor no se ha preocupado ni un instante por su continuidad a orillas del Turia. En primer lugar, porque las conversaciones empezaron hace unos días –literal–, así que no hay que ponerse nervioso y dejar que las cosas fluyan. Y, segundo y más importante, viendo el nivel intelectual de Gayà y la inteligencia de los que lo rodean, no tengo dudas en que su decisión es continuar en el club.
Por si fuera poco, al proceso de ampliarle al contrato le ha llegado el aderezo perfecto; justo lo que le faltaba al Valencia para terminar de ponerse las pilas (si no lo había hecho ya) y cerrar una renovación en tiempo récord: que salga el Madrid o el Barça persiguiendo al interfecto. Así que, insisto, no se preocupen. Gayà va a renovar porque la tierra tira.
Otro gallo cantará dentro de cinco o seis años cuando, más formado física y personalmente, se plantee (o no) cambiar de aires. Pero, de momento, el chaval –que aunque tiene 19 años habla con una madurez más propia de una persona de 29– es perfectamente consciente que, como en su casa, como en su tierra, como en su Gaia, no se está en ningún sitio.
¿Que la oportunidad la pintan calva y debe ser recompensado por su rendimiento? Ni lo duden. ¿Que el Valencia tiene una joya y que sus agentes y el jugador lo saben? Tampoco se lo cuestionen.
Ahora bien, este Valencia con el desembarco de Peter Lim ha cambiado, y también es consciente del valor de Gayà, como lo fue en el caso de Paco Alcácer y, por fortuna, ahora tiene dinero (cash flow, que dicen los modernos) y va a renovar al zurdo por lo civil o por lo criminal. La hoja de ruta (otra expresión de moderneras) está marcada y esta semana, además de ser importante porque el Valencia juega en Málaga y en Cornellà (a ver si se reencuentra con su mejor versión a domicilio), será trascendente para demostrar que el club ha dado un giro en su política y para cerrar la continuidad del futbolista más prometedor de su cantera. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia 

 

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