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Hakuna Matata (No te angusties)

David Torres

Que mi mujer y yo somos distintos salta a la vista. Que hay que ir una vez en la vida a Santiago, Roma, Nueva YorkLa Meca, es tan cierto como, si tu economía te lo permite, ver el musical de El Rey León en Madrid. Y, si encima, coincide el mismo día que el Valencia CF hace un partidazo en el Bernabéu y estrena la Senyera es una experiencia mística.

Más que mística, diría irrepetible. Porque me vino de perlas la coincidencia de estos dos acontecimientos -musical y partidazo- para explicarle 'a mi Raquel'  y a mi familia lo que se siente cuando vas al campo del Madrid, te pones 0-2, el árbitro ni está, ni se le espera (Gracias por no expulsar a Pepe), y acabas sacando un punto que sabrá a gloria con el paso de las semanas, meses y años, aunque ahora deja un regusto amargo.
Como en el musical de Disney, la escenografía en Madrid es especial. Un campo, el Bernabéu, grande -de los que más- con jugadores grandes; con una presión mediática grande y árbitros normalmente acojonados. Todo es colorido en la Castellana y, al entrar, experimentas esa sensación de pequeñez maravillosa que hizo que a Raquel se le saltaran las lágrimas de emoción cuando entre las filas de butacas del Lope de Vega aparecieron una serie de… pstsss. Me callo, no quiero desvelar ninguna sorpresa por si alguien no ha ido. Pero imagínense. Lo que les digo, día grande y todo a lo grande.
Como en El Rey León, el contenido, la sustancia, lo que ocurre en el escenario en un Real Madrid Valencia es espectacular. Es jugoso, delicioso. Invita al disfrute y al análisis. Así, todos nos pusimos como motos con el 0-2; al igual que en las butacas disfrutamos cuando Simba crece y aprende de su padre. Sufrimos con el penalti que paró Alves; pero cantamos aquello de Hakuna Matata (no te angusties en suajilicon el 1-2. Por supuesto lloramos como si de la muerte de Mufasa se tratara cuando el Madrid empató; y, aunque la historia acabó bien, lo mejor es la reflexión de la mona Rafiki. El pasado está para aprender, no para olvidarlo.

Ya lo dijo la mona Rafiki

Pues bien, apliquemos la máxima. A corto plazo, el empate es maravilloso aunque esta semana estemos de morros porque, a pesar de que al Real Madrid le fastidiamos el reinado liguero -como Simba hace con Scar-, no es menos cierto que se nos escapó vivita la victoria. Pero es verdad que ese empate mola por las sensaciones que deja, por las pinceladas que el equipo mostró ante un rival complicadísimo. Porque hasta mi padre (que normalmente pasa del fútbol) se indignó con que el colegiado alargara cinco minutos.
Pero aprendamos también la enseñanza de Rafiki a largo plazo y dejemos que este proyecto, deportivo, social y económico que acaba de comenzar, tenga un recorrido lógico antes de juzgarlo. Un año al menos es lo suyo. No cometamos los errores del pasado.
Sí, sí, lo tengo claro. ¿Qué hay muchas cosas mejorables en el banquillo y en el equipo? Por supuesto. ¿Que Lay Hoon y Lim tienen que terminar de tomarle el punto a nuestra ciudad y para eso está Salvo? Por supuesto también. ¿Qué hay mucha pasta invertida en jugadores y todavía no aparece? Pues claro… Pero es que este nueva etapa en el Valencia acaba de empezar (se cumplen ahora cinco meses). Así, que Hakuna Matata (que no se angustie el personal). Las cosas de palacio van despacio... Pero van: Equipaje de la Senyera, Gayà renovado, giras a go gó; la Champions a tiro... La cosa marcha. Así que, como dirían los encantadores (son mis preferidos) Timón y Pumba... "Vive y sé feliz". Su felicidad por seguir en el Valencia me recuerda a la que muestran siempre el suricato y el jabalí. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia

 
 

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