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El obituario deportivo de Layhoon Chan

David Torres

Aunque todavía no se ha ido, la particular forma que tienen estos singapureses de hacer las cosas, han permitido que las exequias deportivas por la difunta presidenta Layhoon Chan comiencen antes incluso de que su cadáver deportivo este frío. Se va, se irá mejor dicho, la presidenta número 37 de la historia de este gran club llamado Valencia CF y lo hace con más pena que gloria. Como cualquier mandatario, bueno, malo o regular, Layhoon es causa y consecuencia de su tiempo.

Decir, escribir, que todo lo que hizo Layhoon es una basura es faltar a la realidad; decir que fue excelsa, también. Un servidor, en esta columna que debe servir a modo de primer obituario de la presidenta que se va, que se aparta un lado para dejar la gestión en manos de profesionales, considera que la época de la singapuresa tuvo más sombras que luces. Su marcha será su último servicio a un club que pagó su falta de experiencia y conocimiento en el mundo del fútbol pero que agradeció su seriedad en la gestión a la hora de realizar una necesaria ampliación de capital y salvar con la compra por parte de Meriton (empresa de la cual es accionista) y Peter Lim a un Valencia CF condenado a la quiebra o al concurso de acreedores.   

"Layhoon mentirosa"

Sin duda, si hiciéramos una encuesta entre muchos aficionados sobre qué epitafio le pondrían en la tumba a la presidenta sería el de "Layhoon mentirosa". Se lo canta la Curva Nord y los hechos se empeñan en reafirmarlo. En mi humilde opinión, más que mentir con mala intención lo hizo por desconocimiento del mundo en que se mueve. Cuando dijo que no quería vender a Paco Alcácer, por ejemplo, debería haber pensado que en el fútbol lo que hoy es blanco, mañana es negro, y en el caso del Valencia, siempre 'blanquinegro'. O, algo más sencillo, haberle preguntado a su socio Peter Lim
En este mundo el balón, engañar a la afición se paga con sangre. Decir hace unos meses que no pensaba dimitir y hacerlo poco después no hizo más que ampliar más el abismo que existía entre ella y una grada que no conectaba con su persona y que sufrió su lamentable gestión deportiva.  

"¿Cambiáis un chino por otro?"

Si los de dentro son críticos, los de fuera son excépticos, cuando no un punto sarcásticos. "¡Qué! ¿Ya habéis cambiado un chino por otro?" Es la pregunta que más me hicieron en mi pueblo -Villanueva de San Mancio- esta Semana Santa. Y aunque pueda parecerlo, al final el nuevo presidente, Anil Murthy, es verdad que será un singapurés, pero este al menos la barrera del idioma -qué tópico tan real- la tiene superada y haber vivido unos años por Europa le hace acreedor de un carácter más dúctil, más flexible... Aseguran de él que es un profesional de las relaciones públicas y con el gallinero tan revuelto como lo tiene Peter Lim, hace más falta un modelo así para el presidente número 38, que uno que fuera un lince de las finanzas, pero que fuera incapaz de empatizar con los valencianistas como Layhoon Hoon. Veremos si da la talla. Layhoon tenía buena pinta y buenas intenciones, pero al final ha tenido que retirarse de primera línea para dejar al propio Anil, a Mateo Alemany y a Alesanco. Por cierto, sígueme faltando valencianía y valencianismo en esa ecuación.     
A ella, a la expresidenta, a fin de cuentas, le tocó el marrón de liderar el difícil proceso de venta y la posterior limpieza económica del club. De hecho, son varios los que me han contado que cuando llegó Meriton al club los contratos, compromisos y deudas que había dejado la anterior directiva y las precedentes llenaban mesas, armarios y rincones de varios de los despachos más ilustres de las oficinas de Miscer Mascó. Sin que sirva esto de excusa, si tuviera que elegir un epitafio para su lápida deportiva diría. Aquí yace la gestora que contribuyó a sacar al Valencia de la crisis económica, pero a la que su desconocimiento del mundo del fútbol y las decisiones de su jefe terminaron por llevársela por delante. Feliz semana.    
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia 

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