Yo también Lloré de emoción el viernes, poco pero lloré, Eduardo Bosch. Fue en solitario, en el coche, con el aire acondicionado a tope, la radio puesta y tecleando en el portátil. Tocaba darle forma al especial con el que ElDesmarque Valencia contó orgulloso y emocionado el primer título del Valencia Basket. Cuando Llull falló, el Madrid seguía a siete y metió Sikma dije, ya, tío, ya no se nos escapa. Y así fue. Para mi el basket siempre ha sido sentimiento. No lo jugué de pequeño, siempre me gustó. Sin ser un fanático, en mi vida me ha marcado tanto que hoy no sería el mismo sin el Valencia Basket. Así que gracias y ahí va mi pequeño homenaje.
Gracias a este club y personas y amigos como el periodista José Manuel Parra, o los empleados Vicente Solà, Martín Labarta, el doctor Jorge Mora (DEP), Alfonso, Pablito, Luego, Rodilla, Búho, Berni, Maite, Miki Vukovic, Fernando Jiménez, Esteban, José, Puentes, Fonfría... (perdón a los que me dejo) nací para el periodismo deportivo en el mejor sitio dónde uno puede venir al mundo: en una familia. Allí aprendí valores, independencia, respeto, profesionalidad, pero también empatía. Se hacían de querer y te querían. (Porque sí, a las nuevas generaciones les digo que se puede ser buen periodista y crítico cuando toca pero siendo constructivo. Hoy en día no he cambiado. Soy el mismo). Viví el primer título con el Valencia Basket en Valladolid y hoy vivo el último -de momento- sin haber cambiado un ápice la escala de valores que a la sombra de la Fonteta cultivé.
A lo largo de estas dos décadas y pico siempre estuvieron ahí. Y aunque reconozco que a veces más lejos de lo que deseaba, en mi corazoncito siempre había un hueco para saber cómo iba el Valencia Basket y qué se cocía dentro. Era por afición, por devoción personal.... pero tampoco tenía muchas más opciones porque sino, cada vez que me juntaba con mi tío José Luis en las comidas familiares, hablábamos de basket, de la actualidad y esperaba de mi un conversador avezado y puesto en la materia.
Sí, porque José Luis, mi tío, además de un grande sin más, "era de los buenos". De esos a los que el basket les gustó siempre, antes incluso del boom del Valencia Basket, antes incluso de que la afición pasara de ser los dos mil y pico de siempre a seis, siete, ocho o nueve mil... Iba siempre, era fan de Sato y su entrega -en el fondo los dos eran dos luchadores incansables- y sólo una mierda de enfermedad le ha impedido ver la primera Liga del Valencia Basket desde su asiento en el anillo superior. Desde el cielo ha animado, fijaos si lo ha hecho que han ganado el título que se les resistía 30 años...
Con todo, la mejor victoria para José Luis, y de paso para el Valencia Basket, no es que se hayan convertido en historia ganando su primer título de Liga, sino que sean tradición. Sí, porque él arrastró a mi tía en esta bendita locura del basket y porque a su asiento ahora van sus hijas, su yerno, sus nietos y gritan desde la cancha eso de ¡Sí se puede! Y, mientras están ahí, mientras el equipo juega y gana cosas y nos emociona ver como la familia crece, nos acordamos de José Luis y eso nos une, nos hace ser mejores personas y querernos más. Y eso, qué quieren que les diga, es emocionante. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia