Qué poco me gusta vaticinar sobre lo que va a suceder con el Valencia CF la temporada que viene. Lo hice el año pasado y me equivoqué, lo hice cuando prejuzgué a Rafa Benítez por su falta de experiencia, y tantas otras veces. Espero, sin embargo, estar más atinado en esta ocasión. No hablo tanto de resultados deportivos, que luego esos los dictaminará la suerte, los rivales y el propio estado de forma de los jugadores, sino de los fichajes, de la confección de la plantilla. Y en eso, este Valencia me huele bien, fresco, con las ideas claras.
Es evidente que el triunvirato Anil Murthy, Mateo Alemany y Marcelino García Toral funciona. Ellos, baja la atenta mirada del cuestor Kim Huat Koh, han conseguido darle la vuelta en un año al club. Desde la más absoluta de las miserias deportivas y tras un verano con numerosas operaciones, han devuelto al Valencia el brillo que había perdido gracias a una limpieza pertinente, fichajes acertados y la mano izquierda suficiente para conseguir que Peter Lim, máximo accionista y, al final, el que tiene la última palabra en este club, les deje manejar con las injerencias justas y necesarias.
Ahora llega un verano complicado. Superar lo anterior es factible, pero no es sencillo. Fichar mejor implica necesariamente vender y cuadrar eso con los deseos del dueño no ha debido ser tarea sencilla. La cumbre de Singapur ha significado el punto de partida de un mercado que se presenta apasionante. En ella estaba Pablo Longoria, al que dejo fuera del triunvirato por estar asignado al área de Alemany, cabeza visible en la gestión deportiva, pero no es menos cierto que es él el que ha puesto nombres y posiciones a unas posiciones que inicialmente pidió y marcó Marcelino y que ahora Mateo debe cerrar. Son ellos, los profesionales del mercado, los que deben confeccionar un nuevo Valencia que huele muy bien y, eso sí, siempre con la aquiescencia de Singapur, es decir, de Anil Murthy. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia