Cuarentena sin fútbol, Día 25: Cuando un borrico coge la linde... o el camino de la playa

Miércoles Santo. En casa por culpa del maldito coronavirus. Sumando días, restando días. Ya queda menos, familia. Ya queda menos para ver la entrada del Cristo de Burgos. Reconozco que hoy tenía poca idea sobre la que escribir en el blog, pero leí en ElDesmarque una cosita curiosa y vi unos vídeos que encendieron mi luz. No tengo muchas luces, pero alguna queda. De primeras me cabreé, por no escribir una palabra malsonante, luego acabé riéndome. Así fue.

Fue ver cómo muchos coches de varias ciudades de España, sobre todo de Madrid, hacían cola atascados en la carretera para entender que de borricos aún estamos bien. Cuando el borrico coge la linde, la linde se acaba, pero el borrico sigue. La linde es el caminito de la playa, por si algún borrico no lo había cogido. Y digo yo: ¿qué demonios hace la gente cogiendo el coche para irse a la playa durante un confinamiento? ¿Tienen dos dedos de frente?

A lo mejor es que muchos aún no saben lo que hay a su alrededor. Yo hago un repaso rápido: más de 14.000 fallecidos y subiendo, un montón de gente malita y en la UCI. Pero hay quienes se creen más guay que nadie, se montan en un coche, cogen la maleta (y la sombrilla, por si quema el sol) y sueñan con vivir unos días únicos en su playita preferida. Po' van a vivir... eso. Así de claro se dice en España.

Malascañas, Coruña, Valencia. Yo me parto. Y más cuando hayan firmado un papelito de los queridos policías y la consiguiente multa. Y para atrás. Para su casa. A casa y encerraditos, a deshacer las maletas y a guardar el bañador. Y hasta las cremas solares. Dejen la carretera limpia, como las de Málaga. Y, por favor, dejen de hacer el tonto y quédense en casa.