Otra vez una cifra de dos dígitos iguales y ya van unas pocas. Este lunes llegamos a los 66 días de la cuarentena por el maldito coronavirus y otra vez apretó el calor. O la calor, llamen como quieran. Y, por lo visto, va a seguir apretando esta semana. A ver si el agua de la piscina coge temperatura y me puedo dar un baño, porque de momento no tengo tango valor con mis niños. Hay que echar un poco de valor.
Vayamos al lío. Llevo tiempo diciendo que los aplausos a los sanitarios se quedaron en demagogia hace muchos días. Quizás al principio sí tenía se sentimiento verdadero pero poco a poco, además de ir perdiéndose el ya llamado balconeo, fue mutándose en un aplauso mentiroso. Muchos que daban palmaditas eran los mismos que salían a la calle y no respetaban las medidas de seguridad.La peor forma de ayudar a los sanitarios.
Menos mal que estos sanitarios sí han cumplido con su tarea y ahí están los resultados. Pero de los aplausos se está pasando a las caceroladas y a las manifestaciones en la calle contra el Gobierno de Pedro Sánchez. No voy a ser yo ni es mi propósito decir a cada uno si tiene que manifestarse o no, por favor, pero sí voy a decir lo que no tienen que hacer si se manifiestan: como sigan haciendo lo que están haciendo, todos juntitos, mucho sin mascarillas... Luego no vengan con la pena. Manifiéstense, pero con seguridad.
No voy a opinar más sobre algunas manifestaciones... La verdad es que ya uno si espera que sea las ocho de la tarde, ni los niños siquiera, y tampoco ver que una hora después se tocan cacerolas. Que cada uno haga lo que quiera, pero con seguridad y respeto a los demás. Y, por favor, sigan quedándose en casa, aunque haya mucho calor. O mucha calor.