Es difícil seguirle el ritmo en una conversación a Javi González. El de Zorroza como cuando jugaba sigue siendo un terremoto, pero ahora contando miles de anécdotas, provocando la constante sonrisa de sus contertulios. Tiene gracia y, sobre todo, un estado de ánimo positivo impresionante. Siempre. Con el ex-león se ha juntado ElDesmarque ante una buena mesa en 'The Dreams' (Alameda de Urquijo, 6).
Allí repasamos batallas de su carrera, chistes de su twitter y, sobre todo, su presente como entrenador del Danok Bat alevín, rampa de despegue a un futuro en los banquillos profesionales. No se imaginan como está de comprometido con unos "chavales" que "van como aviones", nos dice. "Me da pena entrenar solo dos días de lo que me gusta", afirma, argumento que comparte con un Sergio Corino que ha cogido a su vez las riendas del Zalla juvenil con éxito. "De momento hemos ganado los cuatro partidos que he dirigido, pero sobre todo hemos dado buenas sensaciones", explica el ex-central del Athletic.
Y es que para ellos la cosa no va solo de vencer, sobre todo con chicos tan jóvenes como los de Javi: "Es que hay entrenadores a los que solo les vale ganar, que en realidad entrenan mirando por ellos mismos. Yo es que ni miro la clasificación, alguna vez me la dicen los padres pero prefiero centrarme en los partidos".
Padres, palabra clave y no siempre necesariamente positiva en los entornos deportivos. Pero no es el caso afortunadamente del de Zorroza. "Tengo mucha suerte, a mi me ayudan mucho y jamás me han dado el menor problema, todo lo contrario", asevera agradecido.
Y es que él tiene obsesión por los refuerzos y estímulos positivos. "Quiero que los chavales tengan un buen recuerdo de mi, que aprendan y vengan felices a entrenar, que sean mejores", expone. Entre sus trucos también hay pequeños guiños: "A veces les doy premios como gominolas, y los días de partido hasta 'donettes'. Supuestamente es una recompensa pero al final les doy a todos", se ríe.
También tiene muy claro que tipo de entrenador quiere ser y cual no, por algo lleva toda la vida en el fútbol que le ha llevado al Athletic y a jugar la Champions, pero también por el Alavés, Sestao, Celta, Hércules, Asdhod o Portugalete. "Creo que un gesto amable ayuda a superarse, no soy de gritar ni de meter miedo a mis jugadores, lo que quiero es que intenten cosas, no coartarles y evitar que lo intenten aunque fallen", aclara.
Su máxima es que "de los que guardas un buen recuerdo es del que te hace reír, del que te trata bien. Goiko por ejemplo era una pasada, hasta demasiado bueno incluso, una gran persona". Por contra "a los entrenadores que te tratan mal no los quieres ni recordar", expresa negándose por supuesto a dar nombres ni ejemplos.
Pese a lo bonito de ser futbolista profesional la vida cambia y te hace madurar. "Cuando eres joven no le das importancia a las cosas. Con los años te das cuenta de que si hubieras tenido más cabeza hubieras podido hacer más cosas. Ahora me arrepiento", reconoce con cara seria en lo que es un buen ejemplo para los jóvenes leones y aspirantes de hoy en Lezama.
"Sufrí mucho al tener que irme del Bilbao Athletic. Es duro salir del Athletic, por el club y porque echaba de menos a mis compañeros", manifiesta; y a uno le vienen inmediatamente a la mente las ganas de marcharse de los Javi Martínez y Llorente. Ahí tercia Corino que explica como en "mis tiempos Ander Garitano perdía un partido y ni le hablaba a su mujer hasta el día siguiente".
Surgen anécdotas, unas más contables que otras..., discusiones sobre sistemas de juego, o recuerdos vacacionales ya que sigue muy enganchado al Israel que descubrío con su amigo Revivo. Pero en su cabeza está el banquillo y sus chavales: "Los días de partido no duermo de la tensión. Me paso la noche previa dandole vueltas a todo. Desde si a uno le duele el dedo a cómo vamos a hacer las cosas", expresa, "cuando eras jugador no pensabas en nada de eso, sino en si me ponen o no, si me quita siempre a mi y no a otros, etc...".
Por eso ahora no titubea al pensar en su quehacer como mister y en no dar por hecho que al haber sido un futbolista famoso todo va a ir rodado y sin esfuerzo: "Una cosa es saber y otra es saber enseñar. Hay que motivar al grupo, llevarlo... No vale con decir que has jugado ni donde lo hayas hecho", reflexiona. Ya está deseando ir a Madrid y sacarse el título. De momento hasta lleva aplicaciones de táctica y ejercicios en su móvil.