Algunas amistades le impulsaron a aceptar el reto del fútbol argentino, y sin pensárselo demasiado, se embarcó en un avión y atravesó el Atlántico para vestirse de corto y calzarse de nuevo los guantes. Necesitaba nuevos retos tras unas jornadas AFE y una prueba estéril en Costa Ballena con el Cádiz: “Mi ilusión era probarme en un fútbol tan apasionado como el argentino, que se vive de una forma muy especial”, apunta satisfecho.
Ya en el país de la Pampa, donde cumple su segunda temporada, va paladeando sus excelencias: “Me he dado cuenta de que realmente el fútbol acá es una religión, los hinchas se toman muy a pecho los resultados de su club y viven para ello”, reitera con giros idiomáticos propios de Argentina.
Pascual consiguió probar en un par de clubs, el más importante, el Atlético Tucumán, equipo de la B Nacional (equivalente a la Segunda española). Se entrenó varios días en la pretemporada a las órdenes del Indio Solari, y a pesar que insistió en su fichaje, los dirigentes prefirieron firmar a otro arquero local. Un golpe esquivo que no le arredró. Se enroló en un club más pequeño, el General Rojo Unión Deportiva, en San Nicolás de los Arroyos, ciudad colindante a Rosario, de moda por Messi, Martino y Bielsa. Allí se topó con Diego Mateo, jugador de Newells, con el había jugado en el Racing de Santander.
Después de unos meses atajando en ese club, se alistó en uno de la capital, Buenos Aires, el MC Sacachispas, encuadrado en la Primera C, en el que ha militado esta última temporada, siendo titular infranqueable: “Estoy muy contento con mi rendimiento, destacando en algunos de los partidos, sobre todo en el de playoff que jugamos contra Social Español”. El Diario Olé tituló con sorna, tras el 0-1 cosechado por el equipo del meta de Indautxu: “Colmo gallego. MC se llevó un triunfazo, ante un Español que mereció más, pero no pudo con el vasco Xabi Pascual”.
A la competición en la que se ha sumergido Pascual, de 31 años, la describe como “muy difícil, muy física, pero también con jugadores de calidad”. Campean hombres conocidos en España como el ex del Racing, Maxi Estévez, que jugó a las órdenes de Andoni Goikoetxea. Ahora es el ídolo de Racing de Avellaneda. El MC Sacachispas se clasificó tercero y disputó la promoción. Destaca la fuerza de los ultras en las canchas, los denominados Barras Bravas, subraya con devoción. “Se hace muy complicado ir a jugar a otros estadios, donde está prohibido el público visitante para evitar la violencia entre las barras”, avisa. Por suerte, no ha palpado ningún episodio de violencia que lamentar, pero, apostilla que “es impresionante como te meten presión en los partidos. Se hace duro, pero al mismo tiempo te hace crecer y endurecerte; te preparas para soportar mucha más presión que en otros lugares. Por eso el jugador argentino aguanta mucho más la presión que cualquier otro, porque está acostumbrado”.
@javirbeltran10