Permítanme que hoy me alegre. Porque cuando parecía que estábamos abocados al tedio y al sufrimiento, a no saber ni por dónde venían las balas, a sentarnos a verlas llegar, por fin parece que estos jugadores han despertado de un largo letargo. Hay factores que influyen, como el regreso de Ramón o Juande, que han dado otro color al equipo, pero por momentos se ha podido ver al Málaga CF que, con intensidad y con fuerza, sacaba adelante las cosas.
Han faltado ideas a la hora de definir, ha faltado quizá cierto compañerismo, pero hay un salto de calidad que este domingo, por las circunstancias en que se llegaba, era necesario para volver a enchufar a una afición que se sentía, por momentos, engañada. ¿Eso era todo lo que podían ofrecer los jugadores de José Alberto? Pues han demostrado que no, que hay mucho más.
Enmendar los pequeños errores, los subsanables, es tarea ahora del cuerpo técnico, que ha recuperado una confianza que parecía ya hundida. Ser conscientes de que el trabajo da sus frutos, es la tarea de los jugadores. Y estar ahí, sabedores de que hay límites inalcanzables, pero que sin apoyo no se llega ni a sondearlos, es la tarea de los aficionados blanquiazules.
Horchata. De la de bote. Eso era lo que parecía correr por las venas de los futbolistas desde mediados de noviembre hasta el pasado lunes. Sin embargo, sí que corre sangre por sus venas y hoy la han sacado a pasear. Porque seguir peleando por encontrar un camino cuando todo se pone en contra se llama guerrear. Y cuando hay guerreros, hay esperanza para la batalla.
Así que permítanme que hoy me alegre por haber visto a La Rosaleda aplaudir a los viejos y a los nuevos, celebrar con alegría un empate que se puso cuesta arriba y vivir los momentos de mayor sufrimiento con el empuje necesario para salir del atolladero.
Este plantel con sus mas y sus menos, lo llega a pillar un entrenador un poco mejor, y estamos ahora mismo pegados con el Almeria cuidado no es mal entrenador el que tenemos actualmente pero mira Pellegrini con su edad y el betis arriba pero confiemos en la estrategia de jose alberto.