Sin quererlo, Guido Rodríguez ha ayudado a Julen Lopetegui a cargarse el Plan de Pellegrini en ElGranDerbi entre Real Betis y Sevilla FC, el primero con público tras la pandemia, disputado en el Benito Villamarín en la 13ª jornada de LaLiga Santander. La expulsión del centrocampista argentino al filo del descanso condicionó en demasía un partido en el que el cuadro bético no encontró el espíritu que le ha inculcado el Ingeniero y el bloque sevillista aprovechó la facilidad dada para llevarse los tres puntos con más comodidad de la que se esperaba.
El canguelo ante la posibilidad de cagarla hace que los derbis sevillanos rezumen especulación. El de este domingo la tuvo en su primera mitad, más por la parte del Real Betis que por la del Sevilla FC. El cuadro sevillista se afanó en controlar el choque desde su inicio y lo logró con cierta comodidad, sacando el balón jugado con la aquiescencia de un Betis víctima de los pliegues del acordeón que fue su presión medio-alta. Fernando, Joan Jordan y Rakitic se adueñaron de la zona media y eso se tradujo en dominio, si bien es verdad que más fáctico que real.
Porque el Sevilla de Lopetegui tiene menos veneno que un Actimel. Apenas un par de ocasiones fue capaz de rascar de esa preponderancia en el juego. Mientras, el conjunto de Pellegrini, nervioso como si esperara su primera eucaristía con el traje de Primera Comunión puesto, se iba aculando progresivamente. Preso de su debilidad atrás, el Betis se puso a correr detrás de la pelota al albur de alguna genialidad de Fekir. Alguna hubo y ahí residió el escaso bagaje ofensivo de los locales, donde Canales sigue sin ser Canales, Rodri mostró que aún le vienen grandes estos partidos y Willian José se perdió en la exuberancia física de los centrales sevillistas.
El más eficaz efectivo bético, como casi siempre, estaba siendo Guido Rodríguez, aunque el argentino se dejó llevar por excesivas revoluciones que le acompañaron desde el inicio. Primero se ganó una amarilla estúpida en una entrada a Rakitic a cincuenta metros de Claudio Bravo. Y luego eso le pasó factura en una contra de Rafa Mir que tuvo que cortar antes de que se convirtiera en tragedia tras un fallo en la entrega de Álex Moreno.
El error de juveniles de la primera amarilla se cargó gran parte de la incertidumbre que seguía prevaleciendo en el derbi. El Sevilla FC olió sangre durante muchos minutos y la cornada de la expulsión al bloque verdiblanco terminó de envalentonarlo. Salió del descanso embravecido, aunque con la lucidez suficiente para convertir su determinación en mordiente real. Empezó a originar ocasiones auténticas, con Montiel emulando a Navas y poniendo en un brete a Alex Moreno. Aunque fue por la otra banda por donde una ventaja generada por Ocampos precedió al obús de Acuña que le puso color rojo al duelo de eterna rivalidad.
Las fuerzas se decantaron casi definitivamente. Si al Real Betis le había costado asustar once contra once y con empate parecía complicado que lo hiciera con el nuevo decorado de la película. El Sevilla FC tuvo un par de oportunidades claras que no definió. Y ahí salió el orgullo del Betis, principalmente el de Fekir. El franco-tunecino fue capaz de generar en cuatro minutos casi el mismo peligro que había tenido su equipo en el resto del partido.
Pero este Betis de Pellegrini tiene más enemigos dentro que fuera. Un desafortunado despeje de Bellerín dio el segundo gol al equipo de Lopetegui. Aunque menos trascendente, otro error más como el de Guido Rodríguez y como los muchos que arrastra este equipo, y que están chafando el Plan del Ingeniero.