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Los sueños movedizos de la campeona panamericana Brenda Flores

En estos días, cuando la salud le acompaña, la corredora mexicana Brenda Flores se decide a contar que su momento decisivo de 2015 no fue al ganar los Panamericanos con un cierre casi inhumano, sino mucho antes, cuando una lesión le provocó un terror similar al que generan los sismos tan comunes en su país.Gustavo Borges
"Ocurrió en febrero, sentí que el piso se me movía y lo primero fue tranquilizarme, tener la cabeza fría y pensar que nada malo me podía pasar; perdí algo, pero sané y pude cumplir mi sueño", revela a Efe Flores, campeona de 10.000 metros planos y subcampeona de los 5.000 en los juegos continentales celebrados en julio.
Brenda, de 23 años, empezó este año con la sensación de que sus piernas respondían las órdenes de entrenar como si fueran un animal doméstico, pero semanas antes del Medio Maratón de Nueva York, que fue el 15 de marzo, sintió un piquete a la altura del muslo derecho y los médicos le diagnosticaron una lesión en los isquiotibiales.
Ocho meses después de que el mejor año de su vida estuviera a punto de no serlo, la joven habla de su historia negra del año como si estuviera lejos en el tiempo, pero se empeña en tener el recuerdo a mano porque así asume que los mismos cuerpos capaces de realizar las grandes proezas deportivas son rompibles como el cristal.
"Fue un momento difícil, perdí forma y ya no pude competir bien en Nueva York", dice la deportista de 24 años colocada decimonovena en los 21 kilómetros con 97,5 metros de la 'Gran Manzana', con un tiempo de 1h 13:54, minuto y pico más lento que sus expectativas.
Lo que vino después es fácil de encontrar en la hoja de vida de la menuda corredora, el 2 de mayo hizo el mejor 10.000 de su carrera con 31:45.16 minutos en la reunión de Palo Alto, California, y en julio atacó de forma animal a 200 metros de la meta y ganó los Panamericanos delante de la favorita estadounidense Dessiré Ávila.
Se trata de una de las atletas latinas con más crecimiento en los últimos tres años, que en el 2012 celebró frente al televisor el triunfo de la etíope Tirunesh Dibaba en la final olímpica de 10.000 metros y ahora se prepara para la emoción de tomar la salida en Rio de Janeiro 2016 al lado de su deportista más admirada.
"Me parece mentira, recuerdo su remate y como llegó con ventaja a la meta y es maravilloso sentir que estoy a punto de correr junto a ella y a las otras grandes en unos Juegos Olímpicos", asegura.
Según su entrenador, Luis Nemer, la fondista tiene mucho por dar y al paso que lleva, en dos o tres años puede convertirse en la primera latinoamericana en correr las 25 vueltas a la pista en menos de 31 minutos; eso le permitirá tratar de tu a las grandes competidoras africanas, pero sobre todo la dejara lista para ser grande en la distancia para la que parece haber nacido: el maratón.
En Río 2016 su meta será competir sin susto contra Dibaba y las demás, colocarse entre las 10 primeras en 10.000 metros y seguir su camino hacia un destino que parece esperarla, la prueba de 42 kilómetros 195 metros, en la cual, si sigue como va, quizás sea la primera hispana con un registro abajo de 2:22 horas.
"Falta tiempo para eso, primero hay que ser más veloz en la pista y eso demora años", dice, convencida de que el maratón es una criatura celosa la cual solo se conquista si uno traspasa los sueños, a veces movedizos por las lesiones, y aplica las tres claves para triunfar en el atletismo: trabajo, trabajo y trabajo.

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