Luis Enrique Fácil.Huesca, 14 mar .- La montañera francesa Catherine Destivelle asegura, en una entrevista con Efe, que tuvo la sensación de ser "alpinista" después de alcanzar la cima del Eiger por la cara norte, una proeza en solitario que le llevó a convertirse en la primera mujer en tocar la cumbre de esta peligrosa montaña de los Alpes suizos.
Destivelle (Orán, Argelia, 1960) no duda, en una entrevista con EFE, cuando se le pregunta por la ascensión de la que se siente más orgullosa y cita la de Eiger, que coronó en solitario en marzo de 1992 y cuya pared norte fue calificada de "asesina" debido a la gran cantidad de víctimas que se ha cobrado.
No en vano, fueron 17 horas de ascenso en una pared helada de 1.500 metros de altura las que le convirtieron en la primera mujer en superar este reto sólo al alcance de los alpinistas más consagrados.
Sin embargo, ella afirma que en un principio, después de superar dificultades que parecían sólo reservadas a los hombres, no se sintió "pionera", y que no fue hasta que lo escuchó de forma repetida que no acabó de creérselo.
Destivelle, que visita Huesca para participar en el Banff Mountain Festival on Tour, asegura que su pasión por el montañismo se despertó cuando era muy pequeña, con las verticales y aéreas imágenes de Gaston Rebuffat en las paredes más vertiginosas de los Alpes ante sus incrédulos ojos.
Una cosa llevó a la otra, y de los grandes bloques de piedra donde empezó a dar sus primeros pasos en la escalada pasó a las paredes de las montañas alpinas.
De su pasión por la montaña asegura que lo que más que le gusta es "la libertad de actuar como uno lo siente en ese momento, porque allí no hay reglas", aunque admite que una vez alcanzada una cima la emoción más urgente es "volver cuanto antes a casa".
Destivelle ha practicado el alpinismo tanto en solitario como en grupo, aunque asegura que en compañía suele ser "más agradable", ya que le da la oportunidad de compartir sensaciones.
Cuando está cerca de cumplir los 56 años, la alpinista admite que aún tiene "algún reto pendiente", aunque prefiere no desvelar el nombre ni explicar las razones por las que prefiere mantenerlo en secreto.
Para abordar los distintos retos que ha emprendido, la alpinista reconoce que diseña una preparación "total", no sólo mental, y que mientras no se convence a sí misma de sus opciones, no va a la montaña.
Catherine Destivelle asegura no haber sentido el "machismo" que pesaba sobre el mundo del alpinismo cuando comenzó, quizá, destaca, "porque no me he fijado o no he querido verlo".
Admite, sin embargo, que posiblemente "algún alpinista pudo sentirse molesto por el hecho de ver a una mujer al mismo nivel que el suyo".
Respecto a la polémica existente en relación a las "ascensiones turísticas" a famosas cumbres del Himalaya como el Everest, Destivelle asegura tener "amigos" que se dedican a esta actividad, y que una parte de ellos, aunque lo critica, lo hace "porque esa es su forma de vida".
Y se muestra convencida de que esta situación "no tardará en cambiar" ya que los propios sherpas, a su juicio, serán quienes se encargarán de llevar a cabo este negocio, lo cual, añade, "es normal".
Catherine Destivelle admite no conocer bien las montañas de los Pirineos, pero asegura que le gusta su dimensión "más humana" y la amabilidad de la gente, "más cercana y humana que en los Alpes", concluye.