Alberto Zerain, el montañero silencioso
El mundo del montañismo ha perdido un gran alpinista tras la desaparición de Alberto Zerain, que se ha ido haciendo lo que amaba, tras una carrera en la que ha conseguido grandes éxitos sin hacer mucho ruido y sin alardear de su gran fortaleza física.Javier Domaica
Precisamente, ha sucedido en la conocida "montaña asesina", el Nanga Parbat (8.125 metros), a la que regresaba tras una experiencia fallida en 2011, porque Zerain es un montañero al que le gustaban los retos, la dificultad y en muchas ocasiones las antepuesto a la posibilidad de hacer cima.
Lo mismo le ha ocurrido desde un punto de vista solidario, porque "Zeras", conocido así por sus allegados y colegas, siempre ha participado en expediciones en las que ha estado muy pendiente de las cordadas en las que ha tomado parte.
Nacido en Vitoria, este verano iba a cumplir 56 años, casi 40 de ellos en la montaña, ya que sus primeros contactos con la escalada los tuvo a los 17 años en Egino y Atxarte, escuelas cercanas a la capital vasca.
Pronto comenzó a visitar los Pirineos y Picos de Europa, lugares a los que siempre había acudido regularmente en sus épocas vacacionales.
Su visita a Los Alpes en 1981 marcó un antes y un después ya que el macizo europeo encandiló por completo al vitoriano, que decidió adentrarse en el mundo montañismo, aunque no fue hasta 1993 cuando ascendió por primera vez a una "ochomil", el Everest.
Fue el primer alavés en lograrlo, lo que le llevó a continuar por el reto de los "ochomiles".
Paciente, tranquilo e incluso con un punto de timidez ante la prensa, "Zeras" siempre ha tenido claro que conseguir los 14 "ochomiles" no ha sido su mayor meta ya que le llenaba más cumplir el objetivo de hollar las cimas por rutas exigentes que le ofrecieran otro tipo de desafíos.
El Makalu (8.485 metros) fue su segunda cima importante que ascendió junto a Juanito Oiarzabal, quien no duda en declarar que "'Zeras' era un buen tipo" y que siempre se ha sentido "arropado" cuando ha estado con él en el Himalaya.
Prueba de su fiereza y preparación ante una gran montaña fue la ascensión al segundo pico más alto del plantea, el K2 (8.611 metros), en agosto de 2008, que logró hollar el mismo día que perdieron la vida 11 alpinistas.
Zerain coincidió con muchos de ellos en los campos instalados en la ruta de ascenso y, ante la aglomeración de montañeros, decidió subir en solitario desde el campo 3 antes de que el resto empezaran la jornada desde el 4.
Lo hizo en solitario y fue tan rápido que se enteró del terrible suceso cuando regresaba al campo base, tras saborear el éxito que acababa de lograr.
Esta agridulce experiencia no frenó sus aspiraciones y siguió escalando montes y hollando otros hasta llegar a su décimo "ochomil", el Annapurna (8.091 metros), el pasado mes de mayo junto al vizcaíno Jonatan García.
Ahora se ha quedado a las puertas de su undécima cima y con muchos planes por delante, puesto que continuaba su proyecto al que se unió para ayudar a Juanito Oiarzabal a repetir los 14 picos más altos del planeta, 2x14x8000.
Este proyecto les iba a llevar al Shisha Pangma (8.013 metros) o al Dhaulagiri (8.167 metros) en otoño tras la recuperación de unos problemas respiratorios de Oiarzabal, que precisamente le han impedido estar con él en el Nanga Parbat (8.125 metros), la última cima a la que miró a la cara Alberto Zerain y junto a la que se quedará para siempre.