El alpinista vasco Alberto Zerain y su compañero de cordada, el argentino Mariano Galván, han muerto sepultados por una avalancha cuando intentaban ascender al Nanga Parbat (8.123), donde se les perdió la pista el pasado sábado.A primera hora de la mañana de hoy se confirmaban los peores presagios cuando el helicóptero de rescate de la aviación militar pakistaní ha informado de la desaparición de los dos alpinistas tras detectar "una placa de nieve desprendida que terminaba formando un alud".
Fuentes diplomáticas españolas en Pakistán apuntaban a Efe que el equipo de búsqueda que pudo salir hoy ante la mejoría del tiempo "vio pisadas hasta un punto y (luego) éstas desaparecen", lo que le ha llevado a asegurar que ambos "están enterrados bajo una avalancha.
"Aviación Militar de Pakistán nos ha confirmado que ya no están entre nosotros", relataban las mismas fuentes.
El grupo que sigue la expedición en la que participaban los dos montañeros ha descartado la posibilidad de que pudiesen haber sobrevivido a la avalancha, una vez analizadas las conclusiones del equipo de rescate.
El alpinista alavés y su compañero argentino se encontraban desaparecidos en la arista Mazeno del Nanga Parbat desde el pasado sábado después de que el "radiotracker" del montañero alavés se apagara tras marcar una caída de 150 metros, aproximadamente, a unos 6.000 metros de altura.
Las muestras de dolor y de solidaridad con las familias y allegados de Zerain se han sucedido nada más conocerse el fatal desenlace.
El también montañero alavés Juanito Oiarzabal ha manifestado que la pérdida de los dos alpinistas "no ha ocurrido por imprudencias o inexperiencia, sino por casualidades", tras recordar que ha perdido muchos compañeros en la montaña y subrayar que "cuando se va realizar una ascensión en un estilo determinado, el riesgo es mayor".
Ha dicho de Zerain que "era un buen tipo" con el que compartió escalada desde niño, y ha señalado que "no tiene sentido" intentar un rescate de los cuerpos, por lo que "la idea es que descansen en el Himalaya", aunque ha precisado que la familia es la tomará la decisión.
"El punto donde se encuentra la avalancha es inaccesible", ha indicado Oiarzabal, quien ha agregado que todos los que se dedican al alpinismo tienen "asumido que el día que ocurre un accidente", lo mejor es quedarse donde han disfrutado.
Instituciones como el Gobierno Vasco, la Diputación alavesa y el Ayuntamiento de Vitoria han lamentado la muerte de los dos alpinistas, condolencias a las que se han sumado el Alavés.
Por parte del Gobierno Vasco, el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, ha trasladado su pesar a los familiares y a los allegados de los dos alpinistas a través de su cuenta en Twitter.
Desde la institución foral alavesa, su diputado general, Ramiro González, ha destacado que Zerain es una de las "principales figuras" del montañismo vasco y ha subrayado que Álava está "conmocionada".
En el mismo sentido, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, ha asegurado que el alpinista alavés es "un auténtico referente" para la capital alavesa y un "ejemplo de esfuerzo y tesón que ha llevado el nombre de la ciudad por todo el mundo".
Por su parte, el Deportivo Alavés, del que Zerain era seguidor confeso, se ha sumado a los mensajes de apoyo de otras instituciones a través de una entrada en su perfil de Twitter, en la que ha indicado que "hoy es un día muy duro, se han ido dos grandes montañeros".
Zerain, natural de Vitoria, ha fallecido a los 55 años, de los que ha pasado casi 40 en la montaña, ya que sus primeros contactos con la escalada los tuvo a los 17 años en Egino y Atxarte, escuelas cercanas a la capital vasca.
Fue el primer alavés en lograr ascender al Everest. Su segunda cima importante fue el Makalu (8.485 metros), que alcanzó junto a Oiarzabal.
Ahora se ha quedado a las puertas de su undécima cima y con muchos planes por delante, puesto que continuaba su proyecto al que se unió para ayudar a Oiarzabal a repetir los 14 picos más altos del planeta, 2x14x8000.
Este proyecto les iba a llevar al Shisha Pangma (8.013 metros) o al Dhaulagiri (8.167 metros) en otoño tras la recuperación de unos problemas respiratorios de Oiarzabal, que precisamente le han impedido estar con él en el Nanga Parbat (8.125 metros), la última cima a la que miró a la cara Alberto Zerain y junto a la que se quedará para siempre.