La venezolana Yulimar Rojas, de 21 años, arrebató a la colombiana Caterine Ibargüen el cetro mundial de triple salto y Omar McLeod, nuevo campeón de 110 m vallas, redimió a Jamaica de su doble humillación en las finales de 100 metros en una vibrante jornada de los Mundiales.José Antonio Diego
Con una marca de 14,91 metros, sólo dos centímetros más que la campeona olímpica, Rojas exigió un traspaso de poderes que Ibargüen estuvo lejos de aceptar sin combate.
Ibargüen, que aspiraba a ser la primera atleta en conquistar tres títulos mundiales consecutivos, se va de Londres, como en los Juegos de 2012, con la medalla de plata, y la kazaja Olga Rypakova -titular olímpica aquí hace cinco años- con la de bronce (14,77).
La final femenina de triple ofrecía uno de los duelos más apasionantes de los campeonatos. Por un lado Caterine Ibargüen, de 33 años, campeona olímpica y mundial, reina de la disciplina desde que perdió, aquí en Londres, la final olímpica frente a Rypakova, y por otro la estrella emergente, Yulimar Rojas, que no deja de progresar bajo la dirección de Pedroso en Guadalajara.
Al otro lado de la pista, en la recta de honor, Omar McLeod, campeón olímpico de 110 m vallas, devolvió el orgullo al atletismo jamaicano al proclamarse campeón mundial con una marca de 13.04.
La medalla de plata, con 12.14, fue para el ruso Sergey Shubenkov, que defendía título, y la de bronce para el húngaro Balasz Baji con 13.28.
McLeod, el más rápido de año -sólo él ha bajado de los 13 segundos, 12.90- cargaba con una responsabilidad que excedía los límites de esta disciplina.
Jamaica necesitaba urgentemente una reparación después de dos derrotas humillantes en 100 metros, las más dolorosas para la primera potencia mundial de la velocidad.
Los dos venían de ganar dobletes olímpicos en Río, y sin embargo Usain Bolt fue relegado al bronce en su despedida y Elaine Thompson expulsada incluso del podio. La presión sobre McLeod, de solo 23 años, era máxima.
Pero McLeod refrendó su condición de número uno con una carrera sin fallos, mientras que el estadounidense Aries Merritt, campeón olímpico aquí hace cinco años, llegó quinto con 13.31.
Desde que el estadounidense Allen Johnson lo hizo en Atenas'97, ningún campeón olímpico había logrado al año siguiente el título mundial en esta prueba.
En la carrera que cerraba la jornada, la keniana Faith Kipyegon prolongó hasta la meta, mientras su principal adversaria se desfondaba, un largo esprint que le dio el título de 1.500 con un tiempo de 4:02.59 un año después de ganar la medalla de oro en Río.
A 100 metros de la llegada la carrera reflejaba el anticipado duelo entre Kipyegon y la holandesa Sifan Hassan, líder mundial del año, pero mientras la keniana mantuvo su ritmo durante toda la recta, su rival sufrió una pájara que la apeó, incluso, del podio.
Por detrás llegaron más frescas la estadounidense Jennifer Simpson, campeona en Daegu 2011, que se alzó con la medalla de plata con 4:02.76, y la sudafricana Caster Semenya, reina del 800, que acabó en 4:02.90 dejando fuera del podio, para decepción del público, a la británica Laura Muir, muy valiente durante toda la carrera.
Genzebe Dibaba, defensora del título y plusmarquista mundial, llegó la última, duodécima con 4:06.72.
En la jaula de martillo, la polaca Anita Wlodarczyk, la única atleta de la historia que ha superado los 80 metros, consiguió con 77,90 su tercer título mundial consecutivo y prolongó una racha ganadora que dura ya 41 competiciones.
La china Zheng Wang se interpuso con un tiro de 75,94 entre las dos polacas, relegando al bronce a Malwina Kopron (74,76), que abandonó el concurso entre lágrimas.
Con dos títulos mundiales, dos olímpicos y tres europeos en la vitrina, Anita no tenía rival. Después de Río elevó su récord a 82,98 y este año dominaba el ránking con 82,87 y una ventaja de seis metros sobre la segunda, la estadounidense Gwen Berry, que no se metió en la final.