El experto montañero Emilio Vicente Lagunilla, conocido como Tente Lagunilla, ha demandado a las administraciones que "cojan el toro por los cuernos" y pongan en marcha un observatorio de seguridad como primer paso para poder prevenir los accidentes de montaña.Almudena Álvarez
Acaba de regresar de Pakistán; lleva más de 40 años metido en el mundo de la montaña, -su afición empezó con 9 años-; ha realizado actividades en algunos de los macizos montañosos más importantes del mundo, el Himalaya, los Andes o el Karakorum; ha intentado ocho veces picos de más de ocho mil metros y ha subido tres, el Everest de 8.848 metros, el K2 de 8.611 m y Gasherbrum II de 8.035 metros.
Sin olvidar las más de cien ascensiones a su pico preferido, el Curavacas, y otro medio centenar al Espigüete, en el norte de Palencia.
Pero además este bombero de profesión se confiesa, en una entrevista a EFE, "un apasionado del rescate y de la seguridad en la montaña" y pone todos los conocimientos adquiridos durante décadas a disposición de todo el mundo en su web arasdelcielo.com.
Es por eso que ha impartido muchos cursos de autorrescate, está escribiendo un libro sobre el mismo tema y ha creado una app (outdoor assistant) "muy potente" sobre seguridad en la montaña, que él mismo define como "una herramienta buenísima para la gente que está empezando".
También la experiencia como coordinador del Grupo de Rescate y Salvamento de la Agencia de Protección Civil de Castilla y León, entre 2007 y 2015, le avalan para opinar sobre el tema y le llevan a afirmar que, aunque se ha avanzado mucho en la prevención de accidentes en la montaña todavía falta mucho camino por andar.
Asegura que la siniestralidad en este mundo, como en otros, es una cuestión de matemáticas: "cada vez hay mas accidentes en la montaña porque cada vez hay más personas en la montaña".
Pero además de eso influye el hecho de que "nadie se haya tomado en serio los accidentes hasta hace dos o tres años", agrega.
"La Federación de Montaña ha creado un Comité de Seguridad, hay bibliografía sobre seguridad, pero falta que las administraciones cojan el toro por los cuernos", afirma.
Y lo primero que tendrían que hacer es, en su opinión, crear un observatorio de seguridad, porque hoy por hoy no existen datos de accidentes a nivel nacional y antes de planificar una estrategia para reducir los accidentes en la montaña habría que saber cuántos accidentes se producen, dónde, por qué y cuándo.
"Si no, daremos palos de ciego", afirma insistiendo en la importancia de un observatorio de seguridad para recabar los datos y actuar en consecuencia.
"Es algo tan sencillo como poner de acuerdo a todos los grupos de rescate para que el parte que se genera cuando se hace un rescate esté unificado y se puedan sacar datos no se hace", concreta.
El problema, reconoce, es la fragmentación que hay, con diecisiete comunidades autónomas y el servicio de protección civil trasferido, de forma que cada comunidad actúa de una manera.
Una critica a las administraciones que no está exenta de un 'mea culpa' ya que Tente Lagunilla, que ha sufrido muchos accidentes en la montaña, algunos de gravedad y la mayoría no tanto, afirma que en el cien por cien de los accidentes es determinante el factor humano.
"Siempre que hay un accidente es porque alguien ha hecho algo mal", reflexiona.
En muchos casos la ignorancia, la imprudencia, o "la sobre estimación de las posibilidades" están detrás de un accidente, además de la "sensación de invulnerabilidad" que se respira en la sociedad actual en general y a la que, en gran medida contribuyen elementos como el teléfono móvil que ofrece "una falsa seguridad".
"Antes salías a la montaña y estabas solo. Ahora la gente lleva teléfono móvil y piensa que lo tiene todo hecho. O que el 112 es un número mágico", reflexiona.
También considera que el fácil acceso al material de montaña que antes costaba mucho esfuerzo y dinero conseguir, influye en los accidentes en la montaña.
"Con 500 euros te equipas con un material bastante corriente con el que la gente se siente invulnerable y no lleva el material adecuado", insiste Lagunilla, que ha sido instructor de escalada y alpinismo, técnico deportivo y profesor de montañismo.
Además de coordinador del Grupo de Rescate que dejó hace dos años, cuando la Junta decidió privatizar un servicio que hasta entonces había sido público y los bomberos dejaron de formar parte de él.
Es algo que sigue sin entender porque, como explica, antes por 150.000 euros había 30 bomberos y cinco coches repartidos por toda la Comunidad con una disponibilidad amplia para salir de noche y de día, y dos rescatadores a pie de helicóptero con su piloto y gruista, mientras que ahora cuesta 300.000 euros y hay solo dos rescatadores diarios en el helicóptero.
"Antes se hacían maniobras constantemente y se prestaba un buen servicio", asegura dejando varias preguntas en el aire entorno a un servicio que ahora cuenta con muchos menos efectivos y cuesta el doble a la Administración.
Si bien es cierto que en cada Comunidad el servicio de rescate funciona de una manera y no hay ninguna fórmula perfecta, afirma que lo importante es que "funcione bien", y lo acertado, a su juicio es que el rescate de montaña estuviera dentro del cuerpo de bomberos, como estaba antes en Castilla y León.
"En Asturias son bomberos y tienen el mejor rescate de España con diferencia", concluye.