Lucía Santiago
Sevilla, 16 feb .- Fermín Cacho celebró su 50 cumpleaños este sábado lejos de su Ágreda natal. El mediofondista soriano, campeón olímpico de 1.500 metros en Barcelona'92, está en Sevilla descontando los minutos para su puesta de largo en el maratón de la ciudad y sus exigentes 42.195 metros.
Es una distancia que le atemoriza, según reconoció en una entrevista a EFE, pero que afrontará con la compañía de Abel Antón en el marco del reto que a ambos les ha propuesto el Banco Santander.
"No sé qué pasará mañana", confesó Fermín Cacho. "Pero sí sé que después seguiré corriendo. Abel ha conseguido que después de 13 años volviese a ponerme las zapatillas y es el momento de corresponderle", apuntó.
Pregunta (P): ¿Siente miedo el día previo a su estreno en el maratón?
Respuesta (R): Llevo sintiendo miedo las dos últimas semanas. Siento respeto a una carrera de 42 kilómetros, después de muchos años sin hacer nada. Tuve que volver a empezar, no de 0 sino de -10. Eso te hace tener un respeto bastante importante. No es un kilómetro ni dos. Son 42 kilómetros. Cuatro horas, cuatro horas y media o cinco horas de mucho esfuerzo físico.
P: ¿Su victoria es volver a ponerse las zapatillas?
R: Sí. Si no fuese por esto, que salió de una charla entre amigos, seguramente no me las hubiera puesto. Abel Antón lo ha conseguido y ahora es el momento de corresponderle y seguir corriendo. No por ganar, ni por hacer marca, sino por salud y calidad de vida.
P: ¿Qué lleva a un campeón olímpico a estar 13 años sin correr?
R: La cabeza seguramente es la parte del cuerpo que menos está estudiada. Muchas veces no puedes explicarte muchas cosas que el cerebro hace. Yo decidí dejar de hacer atletismo cuando tuve meningo-encefalitis cuando estaba preparando el Campeonato de Europa. Me recuperé pero dije que no quería volver a saber nada. Pensaba que eso me había ocurrido por pedirle al cuerpo el cien por cien. Seguramente fue un error muy grave, pero las decisiones son las que son en su momento. Abel lo había intentado muchas veces y esta vez fue un ultimátum: sí o sí. Ha sido un gran amigo. Ha sido sincero cuando no me veía bien.
P: ¿Cruzará la línea de meta por él?
R: No sé que pasará mañana. Si cuando estás bien del todo nunca sabes lo que va a ocurrir, cuando llevas tiempo sin correr no sabes qué pasará. Él ha conseguido ponerme las zapatillas y que sea capaz de entrenar tres o cuatro días a la semana, salir a una carrera y volver a tener este miedo y esta tensión. No sé qué pasará mañana, pero después seguiré corriendo con las zapatillas puestas.