Ignacio Ortega
Moscú, 17 feb .- El atletismo ruso, antaño uno de los más admirados del mundo, intenta renacer de sus cenizas ahora que entra en su cuarta temporada como paria del deporte internacional por el dopaje de Estado, aunque la IAAF aún se resiste a darle el beneficio de la duda.
"Lo primero que nos falta es dinero. Sinceramente, aún no lo he encontrado. Y lo segundo es la revisión de las pruebas de dopaje del Laboratorio de Moscú", comentó a Efe Dmitri Shliajtin, presidente de la Federación Rusa de Atletismo (FRA), en la pista de atletismo del CSKA Moscú, donde se celebraron esta semana los campeonatos nacionales.
Shliajtin se refería a los casi 3 millones de dólares, una cifra que Moscú considera "astronómica", que la federación rusa adeuda a la IAAF en materia de costas judiciales del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y por los gastos de los grupos de trabajo.
En cuanto a la revisión de las pruebas, es la misma condición que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) le puso a la agencia antidopaje rusa, RUSADA, proceso que no concluirá hasta el 31 de junio.
"No quiero adelantarme a los acontecimientos. Hay dos variantes", indica y admite resignado que se ha reunido con el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, "dos veces en todos estos años".
El campeón mundial y europeo de 110 metros vallas, Serguéi Shubenkov, es más optimista y cree que en los Mundiales de Doha ya vestirá el uniforme ruso, pero los "más pesimistas" creen que Rusia se puede dar con un canto en los dientes si comienza 2020 sin rémoras.
Como ocurre cada año en vísperas de los campeonatos nacionales, un nuevo escándalo hizo temblar los cimientos del atletismo ruso: la suspensión de doce atletas por el TAS por consumo de esteroides anabolizantes.
"Una completa casualidad", comentó a Efe irónico Shubenkov.
Poco importa que sólo tres -Iván Úkhov, Svetlana Shkolina y Luke Adams- "sean atletas en activo", como explicó el presidente de la Federación.
Úkhov, uno de los mejores saltadores de altura de la última década, se vio privado de la medalla de oro que logró en los Juegos de Londres, además de dos medallas más en mundiales y europeos.
"Es un revés muy duro para Úkhov. Hablamos de un atleta de un gran talento. Pero acudirán a los tribunales. Tienen la opción de recurrir el fallo. Esperemos que logre reconducir la situación", comentó.
Shliajtin se mostró "absolutamente de acuerdo" con la afirmación de que, en caso de que no sea revisada, la suspensión de cuatro años supondrá el final de la carrera del saltador, que pronto cumplirá 33 años y llegó a saltar 2,42 metros.
La FRA tuvo que dedicarse los primeros dos años de suspensión exclusivamente a cumplir con los criterios de la IAAF, entre los que figuraba limpiar las cloacas de la federación de figuras "odiosas", en clara alusión a algunos entrenadores y funcionarios sospechosos de promover el dopaje.
"Ahora, es mucho más fácil. Nos estamos concentrando en promover el atletismo en todo el país. Estamos preparando un gran programa de desarrollo para los próximos cinco años que contempla la construcción de nuevas instalaciones, estadios y pabellones bajo techo, preparación de entrenadores, atracción de especialistas extranjeros y renovación de cuadros", explicó.
Una demostración de que Rusia ya no está en el ojo del huracán es, según comentó Shubenkov, que en 2016 la pista del CSKA está "inundada por periodistas extranjeros" interesados en declaraciones sobre el dopaje y este año la atención era mucho menor.
Al mismo tiempo, los campeonatos apenas atrajeron público, la atención de la prensa local fue también muy limitada y algunos entrenadores reconocieron que la salud del atletismo ruso deja mucho que desear.
En cambio, contra lo que se pudiera suponer, Shliajtin opina que, muy al contrario, "los escándalos de dopaje" han animado a muchos jóvenes en las regiones rusas a apuntarse a secciones atléticas.
"En muchas regiones hay un boom del atletismo. Ya sabes como dice el dicho: ''A río revuelto, ganancia de pescadores", asegura.
En lo que se refiere al presente inmediato, pronostica que el equipo ruso logrará "alguna medalla" en los Europeos de Glasgow, aunque la bandera y el himno ruso tendrán que esperar aún unos meses para volver a sonar en lo más alto.
Quizás por ese motivo, sólo once atletas neutrales de los 42 aprobados por la IAAF competirán en la ciudad escocesa. Y es que ahora que se acerca el momento de la verdad, Rusia prefiere andar con pies de plomo.
El auténtico objetivo es que el atletismo ruso vuelva a competir de igual a igual en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y limpie de una ver por todas la vergüenza que supuso ser excluido de Río de Janeiro.