El extremeño Javier Cienfuegos, plusmarquista español de martillo con 79,38 metros, se clasificó por primera vez en su vida para la final de unos campeonatos del mundo al lanzar 76,90, superando en 40 centímetros la marca requerida.
El atleta de Montijo es el primer español que lo consigue, después de haberlo intentado sin éxito en otras cuatro ediciones de los campeonatos.
Cienfuegos llegó a Doha con el último de sus cuatro récords nacionales batidos este años todavía reciente (6 de septiembre en Andújar) y con el objetivo declarado de "luchar por las medallas", como tercero del ránking de participantes.
Se pedían 76,50 para entrar en la final, o terminar entre los doce mejores. Cienfuegos se estrenó con un lanzamiento de 74,87, que ya era el mejor de un español en campeonatos del mundo. Mejoró un poco en el segundo (75,06) pero sólo estaba séptimo en el grupo A. En el tercero cumplió con creces el objetivo.
Hasta hace pocos meses nadie podía imaginar que un atleta español pudiera colocarse entre los cinco primeros del ránking mundial de martillo. Cienfuegos sólo se inclina en la lista ante dos polacos (Wojciech Nowicki, 81.74, y Pawel Fajdek, 80,88) y un ruso (Denis Lukyanov, 78,97). Todos nacidos en el 89, un año mayores que el extremeño.
Con 29 años, y a la quinta tentativa, Javier Cienfuegos alcanzó en Doha un logro -ser finalista- que le había resultado esquivo en Berlín 2009, Daegu 2011, Moscú 2013 y Pekín 2015.
"No paro de pensar en la línea de los 80 metros. La cabeza me va muy bien, los entrenamientos también, estoy superseguro en el círculo por encima de los 75 metros, y con eso se puede estar en la final", había declarado a EFE tras conseguir el título nacional en la Nucía.
Diez años después de encabezar, con un tiro de 80,24 metros, el ránking mundial júnior con el martillo de seis kilos (el utilizado en categoría sénior pesa 7,260), Cienfuegos ha alcanzado la madurez y la seguridad que le faltaban para alcanzar la elite mundial en categoría absoluta.