La selección española de balonmano, vigente campeona de Europa, pondrá este miércoles a prueba en la localidad polaca de Kalisz (17:00) la profundidad de su plantilla en un amistoso ante Polonia, que servirá a los "Hispanos" como última prueba antes del inicio de los Juegos Mediterráneos de Tarragona.Una competición que el seleccionador nacional Jordi Ribera utilizará para la calibrar la madurez de la nueva hornada de jugadores que está llamando con fuerza a las puertas de la selección.
Jóvenes como los extremos Aleix Gómez y Kauldi Odriozola o el pivote Antonio Bazán, todos ellos integrantes de la selección júnior que se proclamó el pasado año campeona mundial y a los que Ribera ya ha hecho debutar con el equipo nacional.
Un estreno con la camiseta de la selección absoluta que se producirá mañana ante Polonia en el caso del portero Nacho Biosca o del lateral Imanol Garciandia.
Jordi Ribera ha querido reforzar ese grupo de meritorios con la presencia de hasta cinco jugadores del equipo que llevó a España el pasado mes de enero en Croacia al oro continental.
Los laterales Iosu Goñi y Dani Dujshebaev, los extremos Ángel Fernández y Aitor Ariño y el pivote Adrià Figueras, pese a su juventud, serán los encargados de dotar al equipo de la experiencia para afrontar con garantías una Juegos Mediterráneos, en los que España, dada su condición de anfitrión, está obliga a pelear por lo más alto del podio.
Tarea a la que tratarán de contribuir el lateral Ángel Montoro, que tras cinco años de ausencia regresa a una convocatoria, y el pivote Iñaki Peciña, que, pese a que nunca ha jugado con la selección, ya figuró en la lista de 28 preinscritos para el pasado Mundial de Francia 2017.
Una mezcla que tendrá este miércoles su primera prueba de fuego ante una selección polaca que, tras quedarse fuera del último Europeo y del próximo Mundial, necesita urgentemente una victoria de prestigio para aliviar el complicado relevo generacional en el que se encuentra inmersa.