Luis Miguel Pascual
París, 18 sep .- A sus 48 años, el español Raúl González ha tomado el mando en París del club con mayor presupuesto del mundo, con ambición pero sin prisa, y tiene la intención de ir instaurando en la capital francesa el modelo exitoso que implantó en Macedonia, afirma en una entrevista con Efe.
Consciente de la enorme expectativa que rodea al París Saint-Germain, el exjugador del Balonmano Valladolid asegura sentirse cómodo, dispuesto a afrontar "un reto" de muchos quilates, pero sabedor de que en el balonmano actual "hay al menos diez equipos que pueden ganar la Liga de Campeones".
Sabe que para eso le han fichado los propietarios cataríes de la entidad, que han consagrado al balonmano un presupuesto de 17 millones de euros y un ramillete de estrellas lideradas por Nikola Karavatic, pero también Mikkel Hansen, Luc Abalo, Sander Sagosen, Henrik Toft-Hansen, Kim Ekdahl du Rietz o sus compatriotas Viran Morros y Rodrigo Corrales.
"Los grandes clubes tienen que tener un nivel de exigencia muy alto, pero la mayor presión nos la ponemos nosotros, los jugadores y los entrenadores. Nos obsesionamos con ganar y cuantas más opciones tienes de ganar, más presión te pones", asegura.
El vallisoletano rechaza, sin embargo, la exigencia de levantar el título europeo que conquistó hace dos años con el Vardar Skopje: "Todo el mundo quiere ganar y nosotros tenemos opciones, pero no quiero comerme la cabeza con eso. Vamos a trabajar cada día y tratar de aprovechar nuestras opciones".
Sus tres años en Macedonia, asegura, "no son garantía de nada, porque en deporte el pasado no cuenta, ganes o pierdas".
Pero tiene claro que quiere tiempo para implantar en París su modelo, en el que tiene una fe ciega y que ha recibido alabanzas de los cuatro rincones del planeta, incluido el actual seleccionador francés, Didier Dinart, que fue jugador en el Ciudad Real cuando González era adjunto de Talant Dujshebaev.
"Lo vamos a ir adoptando poco a poco porque consideramos que es un modelo que funciona. Pero me adapto a lo que tengo y estoy satisfecho", afirma.
El entrenador español es consciente de que si el PSG le ha dado la oportunidad es para imponer su forma de entender el balonmano, diferente de la de su antecesor, el germano-croata Zvonimir Serdarusic, que dejó escapar tres años consecutivos la Final Four, tras haber multiplicado los éxitos en el Kiel alemán.
"Yo no soy Guardiola, no puedo pedir que me cambien todo el equipo. Pero vamos a ir trabajando con lo que tengo y, con tiempo, creo que acabaremos por traer nuestra idea, porque funciona", asegura.
El técnico, respaldado por su paisano y excompañero Jesús Javier "Jota" González, todavía no ha tenido tiempo de conocer París, absorbido por su trabajo, pero ya ha podido notar que a orillas del Sena puede pasear sin ser abordado por las masas, algo que sí le sucedía en Macedonia.
"He pasado de vivir en un país donde el balonmano se vivía a nivel futbolero a otro donde no es tan popular", afirma el vallisoletano que, sin embargo, no duda en que el campeonato francés es "el más importante" del momento, lo que se tradujo en que tres de los cuatro últimos equipos en la Final Four fueran de ese país.
González vive lejos de la euforia de una ciudad que se ha echado en brazos del PSG de fútbol, ajeno a la excitación que provocan a pocos metros del estadio Pierre de Coubertin, donde entrenan y juegan, las estrellas del Parque de los Príncipes.
"Esto no tiene nada que ver, a Neymar ni lo he visto. Lo que sí es parecida es la organización. Aquí me he encontrado un modelo muy profesional que nunca había visto antes en el balonmano", asegura.
El técnico de Valladolid no tiene miedo de correr la suerte que su compatriota Unai Emery, que tras dos temporadas al frente del equipo de fútbol acabó su aventura por los fracasos europeos.
"Son cosas diferentes y soy consciente de que el nivel de exigencia es elevado para todos. Pero creo que tengo más tiempo", dijo.
Volver a comer pinchos a su querida ciudad natal se ha convertido en su válvula de escape.
¿El futuro? "Nadie sabe como será. Es cierto que tras haber entrenado al Vardar y al PSG hay pocos clubes que te llamen tanto la atención. Pero hay otras culturas y otros países que te pueden llegar a interesar", afirma.